1. Esta me la pagas


    Fecha: 12/09/2020, Categorías: Sexo Oral Autor: XAVIA, Fuente: CuentoRelatos

    ... iniciando la masturbación de un miembro de escaso tamaño, más largo que ancho.
    
    El juego duró un par de minutos, hasta que decidió acercar sus labios a mi cara de nuevo. Volví a girarme, pues el tío me daba más asco a cada segundo que pasaba, así que sus gemidos invadieron mi cuello, babeándome, del que descendió hasta mis pechos, lamiéndome el derecho pues es el que tenía más cerca, chupándome el pezón.
    
    Aceleré el movimiento de mi mano, esperando que se derramara rápido, deseando que se manchara la camisa como prueba de lo cerdo que era. Pero no había manera. El tío estaba aguantando más de lo que esperaba.
    
    Coló la mano derecha entre mis piernas, buscando mi sexo, pero las cerré. Eso no, repetí una frase ya gastada aquella noche.
    
    -Venga, así tú también te lo pasarás bien. –No, insistí apartándola.
    
    Parecía haberse dado por satisfecho, pues la quitó para posarla en mi cintura mientras sus labios cambiaban de pezón. Miré al frente, aunque no vi a Mamen ni a Quim, pues ver su escasa cabellera cerca de mi cara me incomodaba más que sentir sus sucios labios babeándome, así que opté por cerrar los ojos. Me relajé, el cansancio de la noche me estaba atenazando, e involuntariamente, relajé mi mano, que resbalaba demasiado en un pene viscoso. Craso error.
    
    Se apartó, sentándose bien en el asiento, alargó la mano hasta mi nuca y ordenó. Chúpamela. Eso no, repetí por enésima vez.
    
    -Mira putilla, hasta ahora me he comportado como un caballero, -¿un qué? Pensé –pero ya ...
    ... estoy harto de niñerías. O me la chupas o te follo, porque es evidente que así no voy a correrme.
    
    De la nuca, su mano había pasado a tomarme del cabello, sin hacerme daño pero decididamente. Tuve claro que no tenía escapatoria, pero no sabía que me daba más grima, meterme esa mierdecilla en la boca o abrirme de piernas para que el cerdo me jodiera.
    
    El instinto decidió por mí. Y la fuerza de su mano también, claro. Pajear a un tío me parecía una traición a Jorge, pequeña, chupársela la aumentaba, pero dejarme posees me parecía culminarla.
    
    No recuerdo haberme metido nunca en la boca una polla tan fina y el tío tenía razón en que me he metido unas cuantas. No sabía especialmente mal, ni tampoco desprendía un olor desagradable a pesar de saber y oler a polla. Al menos el tío era limpio. Pero por la forma de mis labios en la succión, rodeando una circunferencia tan estrecha, me daba la sensación de estar besándole, más que chupando.
    
    Acaba rápido, volví a repetirme, vacíalo ya y salgamos de ésta. Lamí, sorbí, chupé. Eso es zorrita, chupa, hazme un buen trabajo, oía, pero opté por no escuchar.
    
    Su mano izquierda había abandonado mi cabello para sobarme una teta, sopesándola, pero había sido sustituida por la derecha que me empujaba la cabeza marcando el ritmo que más le convenía. Me dejé dirigir, esperando el sucio bautismo. Incrementó los gemidos, acompañados de adjetivos calificativos que no me importan en un buen amante, aunque Jorge nunca los ha utilizado conmigo, ...
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