1. El encargo de mi Jefe (segunda y última parte)


    Fecha: 12/10/2017, Categorías: Sexo con Maduras Autor: tommmy, Fuente: CuentoRelatos

    ... culo en ese vestido me empalmo de nuevo, regresó y me mostró una esclava pequeña dorada, me dijo:
    
    —mira, yo te amo, pero definitivamente lo necesito, me excita y me hace sentir como una jovencita, cada vez que vaya a hacerlo me voy a poner esta esclava en mi tobillo, será la señal de que este culito otro lo disfrutará, pero para que sepas que aun así siempre seré tuya, ¿está bien? —y me sonrió.
    
    —Está bien —respondí.
    
    —Bueno, ya que le diste el sí a mi vestido te aviso que mañana pagarás el salón, maquillaje y peinado ¿ok?
    
    —Ok.
    
    —La persona llega a las 8 de la noche, lo llevo a cenar y alrededor de las 930 o 10 lo dejaré en el hotel, ahí empieza tu trabajo, no me hagas quedar mal —sonreí.
    
    —Aquí, el único que queda mal eres tú menso —y me sonrió.
    
    —Me avisas cuando vayas a llegar.
    
    —Ok, ¿quieres que te avise cómo es?
    
    —No, no me digas nada, quiero que sea sorpresa —y sonrió como una niña.
    
    Al día siguiente todo fue conforme a lo planeado, pasé por ella y ya me estaba esperando con un abrigo sobre lo que sabía que había debajo, no le vi la esclava y se dio cuenta, extendió su mano y me la dio.
    
    —toma —me dijo— por esta ocasión quiero que tú me la pongas, sabrás que después de ponerla ya no seré exclusiva de ti y que no habrá reclamos ni arrepentimientos así que si estás seguro.
    
    Y levanto su pie colocándolo sobre la silla, la miré, estaba radiante, hermosa, yo estaba seguro de lo que hacía y al verla así supe que ella también lo deseaba, coloqué ...
    ... la esclava en su tobillo y le di un beso en la mejilla.
    
    —suerte —susurré, al verla caminar hacia el coche me volví a empalmar, como me excita pensé, demasiado.
    
    Subimos y me dijo:
    
    —¡estoy nerviosa! —puso su mano en mi bulto— pinche estás caliente, tranquilo, en un rato más se cogen a tu esposita y por todos lados —sonrió de nuevo, la acompañé al cuarto, al dejarla pensé, que suerte de ese cabrón, espero le de aguante.
    
    Fui al aeropuerto, estaba cerca, llegué 10 para las 8 y esperé, bajaron los pasajeros, yo traía un letrero con su nombre y de pronto vi avanzar una persona hacia mí, como de 1.70, bien vestido, de unos cincuenta y tantos años, un poco gordo, típico hombre de negocios, me saludó y se presentó conmigo.
    
    —hola soy Arturo, tú debes ser José.
    
    —sí —respondí.
    
    —qué bueno que llegaste temprano —me dijo— ya queremos llegar al hotel.
    
    —¿Queremos? ¿Qué?
    
    Se volteó y a su lado estaba otro hombre, como de mi edad, más robusto y alto, debía medir 1.80 más o menos.
    
    ¿Este quién es? Pensé, probablemente vieron mi cara de sorpresa.
    
    —Te presento a Jorge es un socio de negocios, como me aviso Ricardo que no estaría pues lo invité para que me acompañara.
    
    Yo estaba en shock, mi empalme desapareció y la preocupación se apoderó de mí, ¿y ahora donde hospedo a éste? Me fue muy difícil encontrar habitación en el hotel que me indicó mi jefe, estaba lleno ¿y ahora?
    
    De nuevo Arturo me dijo:
    
    —no te preocupes por la habitación nos quedaremos en la que ya ...
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