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    Fecha: 21/09/2020, Categorías: Incesto Autor: Lobo Feroz, Fuente: CuentoRelatos

    ... me invadió y los orgasmos se suceden sin control, por eso te pedí que te vengas, no podía con la ansiedad que me producían. Nunca tuve más de uno, cuando me daba tiempo.
    
    Se levantó para limpiarse la abundante enlechada. Volvió desnuda e higienizada, la toalla sirvió para cubrir los restos de semen vertidos sobre la sábana. Arrodillada controla el reposo del guerrero, la verga mantiene la rigidez de cuando me salí de su cuevita, mirándome a los ojos acercó su boca para limpiar la última gota que corona el “ojito”, cubrir con su boca cuanto podía para recuperar los resto de la profusa eyaculación, mi sonrisa agradece la delicadeza de aprovecharse mi hombría.
    
    Le acerqué la botella, sorbió del pico el espumante para acompañar el semen de su hombre.
    
    Tendida, silenciosa, mirando el techo, solo el suspiro prolongado cuando mi boca comenzó a lamer el seno izquierdo, sus manos tomaron el pecho para asistir la glotonería del ansioso mamador. Los gemidos de la hembra se compadecen con la urgencia de la succión, la verga retoma la erección a pleno.
    
    Me vuelco sobre su pierna para frotarla sobre ella, la mano de Elina acude para sofrenar la calentura de su hombre.
    
    Me pone de espaldas, consciente que la erección de su hombre necesita atenciones, su boca está dispuesta a darme la satisfacción de entrar en ella. Sin dejar de vigilar cada movimiento comienza a masturbarme y mamar con suavidad.
    
    Cuando la calentura apremia, intensifico el ascenso de la pelvis, asida de los ...
    ... cabellos, estamos en coito bucal a pleno, sus manos evitan las arcadas iniciales. La mamada siguió con intensidad y premura que mi calentura exige, las tetas apretadas para contener la ansiedad de no poder contenerme. La incontenible eyaculación exige, impone sus tiempos, la urgencia se traduce en la rigidez muscular, la brusquedad de movimientos, sabe leer la información, acomoda su boca para recibir el chorro de caliente semen, sabe que debe sacudir la verga lento, despacio para vaciarme todo. Repite la masturbación mientras traga (necesitó dos tragos) la leche de su hombre.
    
    Permanece quieta, conteniendo los últimos latidos de la verga, se retira despacio, aprieta corriendo el prepucio para descubrir esa última gota, perlada que recoge con la fruición de una hembra que sabe cómo atender a su hombre. La sonrisa complaciente mientras la lengua recorre todo el labio inferior para recoger los restos del naufragio seminal.
    
    Un beso a la botella de champán agregaría burbujas al lechoso regalo de mi calentura.
    
    Me comió la boca, un beso profundo, su lengua busca el contacto con la mía, puedo sentir el aroma dejado por el champán y tal vez algún resto de mi lechosa existencia permanezca en su boca.
    
    Transitamos el éxtasis de la compañía mientras las funciones vitales recuperan la normalidad. No hubo explicaciones, solo su confidencia de que este había sido un momento único, que era la primera vez que se tragaba la leche de un hombre.
    
    Soy buen escuchador, sabía lo que ...
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