1. Por la unión de la familia. (Versión revisada y ampliada)


    Fecha: 25/09/2020, Categorías: Incesto Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos

    ... reír, sino aún más si tal cosa fuera realizable, que más bien no, le dio olímpicamente la espalda, alejándose de él rumbo a su habitación, la de matrimonio. Entonces, Álvaro estalló en exaltado ataque de furia, gritando con verdadero odio a su madre
    
    Burlona, humillante, hasta la más cruel saciedad, le lanzó un beso con la punta de los dedos y por fin desapareció pasillo adelante, hasta perderse tras la puerta de su habitación. Entonces Álvaro quedó allí solo, de pie en casi el centro del salón. Masculló mil y una maldiciones y denuestos contra su madre, lleno de odio infinito hacia ella. Se dijo, casi en voz alta
    
    Luego pegó un tremendo patadón a la mesita de centro, que se tambaleó cosa mala y a punto estuvo de descuajeringarse, yendo los vasos que sobre la mesa estaban a hacer puñetas, unos sobre la propia mesa, otros al santo suelo donde quedaron hechos añicos los más. Luego, las monumentales patadas fueron contra los sillones, contra las sillas… Aquellos, digamos que se quedaron “impertérritos”, tal vez por lo de “¡Pataditas a mí!”, pero las sillas cayeron al suelo, más despanzurradas que menos. Tomó por fin uno de los vasos que, volcados, permanecían sobre la mesa, vacíos ya de su original contenido, y se llegó hasta el mueble-bar, requiriendo allí una botella de coñac, escanciándose algo más de medio vaso, dos-tres copas, y se lo bebió casi que de un solo trago. Luego, algo ya a media asta por el licor trasegado, salió de casa como un ciclón
    
    Pocos días después ...
    ... Carla y Alvarito ponían en marcha el plan “Por la Unión Familiar”, lo que significó, en principio, ciertas variantes llamémoslas “escénicas”, pues ambos jóvenes dieron en subrayar, sutil pero eficazmente, sus respectivos dones físicos; así, si Carla optó por los conjuntitos más provocadores que encontró tanto en su guardarropa como en los comercios que al efecto visitó, Álvaro llegó a caer en la más burda y hortera ordinariez de lo directo que se mostró.
    
    Aquel año el verano casi se adelantó un tanto, pues para fines de Mayo las temperaturas excedían algo la general tónica de esas fechas, llegando Junio con un ambiente que, si bien en nada resultaba agobiante, pues desde la atardecida refrescaba, durante las horas punta de sol hasta podía apetecer darse un baño en la privada piscina de la paterna mansión. Así que el muchacho por lo que optó fue por no vestir, permanentemente, más que un bañador que no era otra cosa que un ceñidísimo slip, que delataba bien a la claras su “carnet” de masculina identidad.
    
    Si papá Emilio ni se coscó de las intenciones de su hija, mamá Julia al vuelo captó las de Alvarito. Le hizo gracia que aquél mocoso, aprendiz de macho ibérico, como para sí le llamaba desde que fue consciente de que le “ponía”, intentara interesarla en su virilidad. Y optó por seguirle el juego, pero jugando ella a degüello con el “mocoso”; y a ver cuál de los dos “cantaba” antes “la gallina”, si él o ella.
    
    Así, Julia acudió a las viejas tácticas de seducción que antes ...
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