1. Por la unión de la familia. (Versión revisada y ampliada)


    Fecha: 25/09/2020, Categorías: Incesto Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos

    ... empleara con él y sus amigos: Repetido cruzar y descruzar de piernas, abrir estas desmesuradamente para que Álvaro tuviera panorámica visión de sus braguitas, con la variante de que ahora, sistemáticamente, se “olvidaba” de ponérselas… Pero todo resultaba inútil, pues el “aprendiz de macho” comúnmente se mantenía impertérrito ante sus encantos más íntimos, por entero interesado en la “tele”, la música del equipo o cualquier otra cosa, sin dirigir ni una sola mirada a lo que ella se esforzaba en mostrarle en la más generosa de las maneras. Eso sí, siempre con las piernas también él bien abiertas, en franca ostentación de sus masculinos atributos
    
    Aquello empezó a picar o, más bien, incomodar a aquella mujer, hecha a que todo macho humano se rindiera casi de inmediato a sus encantos, mostrados en forma inmensamente menos generosa que a su hijo se los mostraba. Así fue pasando el tiempo y con el tiempo el verano, pues Junio pasó y Julio iba ya en casi franca decadencia cuando Julia decidió emplear la “artillería” superpesada y, si al caso venía, incluso el “bombardeo estratégico” contra la resistencia de su hijo. Así que una tarde, sobre las cinco, puede que más tarde, dijo a su hijo que estaba, como en él era ya más que habitual, la mar de interesado con un programa vespertino de la “tele” que, en verdad, dormiría al más pintado de los incondicionales de la “caja tonta”
    
    Álvaro se levantó y salió tras de su madre al jardín posterior, donde se encontraba la piscina, toda ...
    ... ella rodeada de mullido y verde césped. Nada más acercarse a la piscina, cuando sus desnudos pies pisaban la verde alfombra de hierba, Julia procedió a desprenderse de la pieza superior del minúsculo biquini, para seguidamente hacer lo propio con la inferior, con lo que ante su hijo quedó en absoluta “pelota picada”
    
    Y, sin dignarse dirigir ni una sola mirada a su despelotada madre, se fue directo a la piscina, zambulléndose. Julia tuvo entonces el primer ramalazo de rabia de aquella tarde. “¡Si será cretino!”, se dijo para sus adentros. Pero se lo tragó y, a su vez, fue hacia la piscina. Ya en la orilla, llamó a su hijo
    
    El muchacho se la quedó mirando un momento y nadó hasta quedar a los pies de la mujer. Manteniéndose a flote con ligeros movimientos de piernas, tendió los brazos a su madre que, de inmediato, tomó las manos que se le tendían y, apoyándose en las manos de él, se dejó deslizar al agua. Cuando entró en el líquido elemento, hizo un movimiento extraño, como si de repente se hundiera, tendiendo entonces los brazos al cuello de Álvaro hasta abrazarse firmemente a él al tiempo que las femeninas piernas rodeaban muslos y glúteos del muchacho atenazándolos.
    
    De inmediato, la desnuda más femenina intimidad materna entró en prieto contacto con la más genuina masculinidad del hijo, a través del bañador de éste. Por unos segundos, la femineidad de ella, con todo descaro, restregó la parte de la anatomía del hijo que la madre deseaba restregar; y a modo que lo hizo. Al ...
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