Por la unión de la familia. (Versión revisada y ampliada)
Fecha: 25/09/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos
... voluntad de las féminas, con lo que a eso de las nueve de la noche, y en el coche de papá Emilio, salían los cuatro rumbo al establecimiento donde reservaran mesa.
La cena transcurrió bien, hasta con alegría, salpicada de brindis, primero con las copas del vino que acompañó los platos, el más a propósito para cada uno, primero con los entrantes, fríos y calientes, y luego con los primeros y segundos, pescado y carne, cordero asado exactamente, que los cuatro prefirieron, para acabar con el dulce de los postres. Llegó el momento de las doce campanadas que señalarían el comienzo del nuevo año, y los cuatro miembros de la familia se aprestaron a descorchar las botellas de champán que, al efecto de los incuestionables brindis, los camareros dispusieron en cada mesa. Por fin, las campanadas empezaron a sonar en todo el gran salón, emitidas por la televisión y amplificadas por la megafonía del local. En el momento cumbre, cuando la dozava campanada acababa de sonar y el inevitable alboroto se adueñaba del ambiente, las luces se apagaron, sustituidas por las velas previamente dispuestas entre las mesas.
Entonces, los dos hombres de la familia, papá Emilio y Alvarito, se vieron sorprendidos por sendas e invisibles, manos femeninas que manipularon su entrepierna hasta abrirse paso por las abiertas braguetas hasta las más estimadas intimidades de su masculina condición, que esas manos tomaron entre ellas, agasajándolas primero con suaves caricias para en pocos minutos pasar al ...
... masaje manual, deslizando sus palmas a lo largo de su presa, arriba abajo, con inusitada suavidad y destreza, que en pocos minutos llevaron a ambos hombres a la gloriosa cima del placer sexual.
Álvaro miró a los ojos de su madre y papá Emilio a los de su dulce nenita, y los dos vieron lo mismo en los ojos en que se miraban: Un intenso brillo de deseo, de pasión incontenida… Y una muda invitación a llegar más allá, mucho más allá, entre Carla y su padre, entre Julia y su hijo…
En aquellos momentos, Carla y su madre Julia no eran hembras humanas, sino simples hembras de primate en celo y, por eso, una especie de ninfómanas insaciables que sola y únicamente deseaban los goces sexuales, y en forma casi independiente de cual fuera el macho primate que las cubriera…
Pero es que para entonces papá Emilio y Álvaro tampoco eran otra cosa que machos de primate vulgar, con idénticos deseos que ellas, la simple y dura posesión de una hembra de su especie… Cualquiera en verdad, y si la que más a mano tenían era su madre, era su hija, qué más daba… ¿Es que, acaso, no eran también otras dos hembras más de su propia especie, ansiosas, como ellos, de sexo; puro y duro sexo?… Pues eso
Tan pronto como la música invitó a bailar a la concurrencia, Carla tomó a su padre de la mano y lo arrastró a la pista; su madre les observó y vio cómo los dos, padre e hija, se perdían por el extremo lateral derecho del amplio salón. Cuando la música atacó los primeros compases, las luces volvieron a ...