Dinero
Fecha: 28/09/2020,
Categorías:
Confesiones
Autor: pedrocascabel, Fuente: RelatosEróticos
... aceptáis, apretarle las tuercas, os pagará más
Me lo dice en un momento en el que Ceci ha subido a la primera planta a un acto municipal relacionado con una campaña de recogida de tapones de plástico para una fundación que trabaja con niños enfermos. Colaboramos con el ayuntamiento recogiendo tapones y en distintos proyectos culturales.
—La verdad, Luis, si de mí dependiera, la oferta debería incluirte a ti. Estás muy bueno y me gustaría follar contigo. Voy a ver si convenzo a mi marido y nos lo montamos los cuatro o te tiro los tejos a ti directamente, ¿te parece?
No contesto, sonrío, no sé si es una broma o el exceso de copas, pero si a Ceci y a mí nos hubieran entrado por ahí, la cosa igual podría ser más sencilla. Mi mujer y yo, en vacaciones o estando fuera del pueblo, nos lo hacemos en ocasiones con alguna pareja que nos guste, no sé si somos bisexuales oswingerso simplemente caprichosos, pero los dos disfrutamos en esas situaciones, que no es que lo vayamos buscando, pero si surge y nos agrada, no decimos no.
Son casi las cinco de la mañana, hemos cerrado como hace una hora y tras recoger y limpiar damos por cerrado el día, que comenzará a las siete de la mañana con los primeros desayunos —muchos de los vecinos trabajan o estudian en Madrid o en pueblos más grandes e importantes que en el que vivimos— y los madrugadores del gimnasio. Dos camareros y una profesora de educación física son quienes abren el día. Tenemos diez empleados fijos que cada mes van ...
... cambiando de turno —en verano y para celebraciones o eventos no habituales contratamos trabajadores temporales o subcontratamos la actividad— la empresa que mayor número de trabajadores tiene en el pueblo, después del ayuntamiento.
Compartimos un café Cecilia y yo en donde vivimos, en una sencilla y cómoda casa de una sola planta, con muchas habitaciones, de piedra berroqueña, situada a cincuenta metros del bar, que forma parte de la propiedad que fue de los padres de Cecilia —en esta casa nació ella— y ahora es suya, tras el fallecimiento de sus padres hace ya unos años. Estamos en el gran salón en uno de los varios sofás que hay.
—Estoy muy preocupada, Luis. No nos va mal, pero no sé qué vamos a hacer para pagar el préstamo. He pensado en aceptar el dinero de Bernardo
—Ahora estamos cansados, ha sido un día duro, no puedes decidir así. Ven
Nos desnudamos rápidamente tras besarnos ardorosamente en la boca. Ceci se tumba boca arriba en el sofá, se tapa los ojos con uno de sus brazos, abre la boca, y tal y como suele pedirme cuando está muy cansada, nerviosa o especialmente angustiada, me arrodillo en el suelo ante sus piernas abiertas y comienzo a lamerle el coño, suavemente, arriba y abajo, recorriéndolo muchas veces, deteniéndome unos instantes en el clítoris —que ya empieza a mostrarse hinchado, crecido, de gran tamaño en erección, con casi cuatro centímetros de largo y su correspondiente grosor— provocando los constantes gemidos de excitación que emite mi hembra. ...