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Viaje al infierno (1)
Fecha: 01/10/2020, Categorías: Primera Vez Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos
... justamente, lo que él quería; para lo que se había preparado durante casi la mitad de sus, más bien, cortos años, pues apenas cumplidos los diez su padre, viejo aristócrata y militar prusiano, le metió interno en una escuela militar donde cursó estudios primarios y el bachillerato, pasando directamente de allí a la academia de oficiales de la Reichswehr, de donde salió, de segundo teniente, a los 19 años; nueve pues de sus poco más de 23 los había dedicado a prepararse para esto, para ser soldado, oficial; y esa vida era la que le gustaba, la que deseaba vivir. Item más; esos hombres, su gente, eran para él como una parte de su familia: Eran la familia que la Patria, Alemania, le confiara para que cuidara de ella. Supiera sacar de ellos lo mejor en pro y aras de la Patria pero, también, para guardarles lo mejor que supiera, librándoles de lo peor siempre que ello fuera posible. Y eso, su padre también lo entendía a la perfección, pues había sido su propio credo personal a lo largo de toda su vida Sí, en el capitán von Labnitz todavía alentaba ese místico ideal que a algunos hombres lleva a la Milicia o al Sacerdocio, profesiones de íntima vocación a ejercerlas. Además, el ambiente general en aquella Alemania de Hitler, eufórico y seguro de la final victoria, acunaba tales ideales. Ya llegarían, luego, tiempos bastante menos eufóricos, pero eso todavía no había llegado, pues la cara más dura de la guerra aún no la conocían los alemanes, el pueblo alemán. En sí, no ...
... mejor ni peor que los demás pueblos; ni más culpable ni menos inocente que los otros, sino, simplemente, distinto de los demás, tal y como todos los pueblos de la Tierra son diferentes entre sí. Aquel tren corría a su aire, al aire que la superioridad le marcaba, desplazándose siempre rumbo al Este, a las interminables llanuras, estepas y tundras ucranianas y rusas; a los anchos y largos ríos de Rusia; a las grandes arboledas y bosques rusos… Pero también a sus pueblos y aldeas, calcinados, asolados, por los crueles garfios de la guerra… A sus caminos, infinitamente polvorientos en verano y hechos inmensos lodazales en Otoño e Invierno, intransitables de todo punto. Ya se sabía dónde se dirigían, a Stalingrado. El nombre de la ciudad los ciudadanos alemanes lo escucharon por primera vez en Agosto de 1942, cuando Hitller comunicó que esa ciudad sería objetivo de la próxima ofensiva, no de verano, por cierto, sino de Otoño prácticamente, pues se iniciaría hacia mediados de Septiembre, exactamente el día doce, y según las evaluaciones que Friedrich Paulus, comandante jefe del VIº Ejército, hiciera a Hitller, en diez días estaría ocupada la ciudad y en otros quince más todo el área de Stalingrado estaría asegurada Hacia fines de Octubre de 1942, el capitán von Labnitz y sus hombres llegaron a destino. Por Stalingrado, y para esas fechas, las cosas todavía no estaban del todo mal. Se combatía en la ciudad, calle por calle, casa por casa, edificio por edificio, sí; lo que los ...