1. Aquellas vacaciones


    Fecha: 02/10/2020, Categorías: Confesiones Autor: pedrocascabel, Fuente: RelatosEróticos

    Aquellas vacaciones
    
    Los veranos de mi infancia y adolescencia están ligados a un lugar, entonces maravilloso y hoy un vergonzoso ejemplo más de la especulación inmobiliaria y la falta de respeto al medio ambiente: Guardamar del Segura, provincia de Alicante. Durante más de veinte años mis padres alquilaban de mediados de junio a mediados de septiembre un gran chalet de dos plantas con piscina y un extenso jardín agreste circundado por una alta tapia blanca, todo ello rodeado de pequeñas huertas, apenas a setenta metros de la playa, siempre semivacía hasta que año tras año iban creciendo las edificaciones y la afluencia de bañistas.
    
    Mi abuela materna, viuda, se mudaba esos tres meses desde Madrid a Guardamar con sus seis nietos (yo soy el mayor), acompañada siempre por dos jóvenes criadas de la zona y de Marta, una cocinera andaluza que todos los veranos venía a trabajar a casa desde Málaga. A lo largo del verano, según tomaban vacaciones en el trabajo, se iban sumando mis padres y mis tíos, de manera que el mes de agosto allí lo pasábamos todos juntos.
    
    Los dueños del chalet eran Tonet y Amparo, matrimonio de mediana edad que en pleno centro del pueblo regentaban un bar restaurante con una gran terraza y en donde además de comer muy bien se compraban helados y golosinas. Paulino era el hijo pequeño del matrimonio y tal y como se decía en la época, no es que fuera tonto del todo, pero sí muy cortito. Le faltaban unos cuantos hervores, pero Pauli era el mejor amigo de ...
    ... todos los niños, lugareños y veraneantes, que allí nos juntábamos y como si fuera un hermano mayor cuidaba de todos con su corpachón inmenso de gigante de gran bondad y sus cortas luces, siendo un compañero más de juegos y trastadas y persona de confianza de nuestros padres.
    
    Cuando cumplí los dieciséis años ya trataba bastante menos con Paulino, que a susveintipocos años seguía siendo el niño grande amigo de los pequeños; bueno, ya no tanto, porque descubrió una habilidad que convirtió en su profesión: era un manitasarreglatodo con manos prodigiosas para la electricidad, la fontanería y el cuidado de plantas y jardines. Los muchos chalets, edificios de apartamentos y hoteles que se iban construyendo se disputaban sus servicios y pronto sus padres le montaron un pequeño y productivo negocio de mantenimiento, arreglos varios y jardinería.
    
    Una tarde de primeros de julio no consigo dormir la siesta; me siento excitado, con ganas de cascarme una paja y contrariado porque las dos jóvenes criadas se han ido a la playa con mis primas y no puedo espiarlas mientras toman el sol junto a la piscina, igual que hago otras tardes para ponerme bienburrote.
    
    Pauli está trabajando al fondo del jardín y decido acercarme a echar una parrafada con él a ver si me calmo; en un primer momento no le encuentro hasta que me acerco a la caseta en donde se guardan herramientas y trastos viejos. Bendita la hora: Marta, la cocinera, está arrodillada ante el joven gigantón, que con el pantalón bajado ...
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