1. Aquellas vacaciones


    Fecha: 02/10/2020, Categorías: Confesiones Autor: pedrocascabel, Fuente: RelatosEróticos

    ... también te haga un hombre; es mucho mejor que las pajas, ya verás que gusto da".
    
    Oigo a la abuela llamarme así que me voy para la casa sin hablar nada con Paulino. En mi interior siento bien claro que le tengo envidia por meter con Marta y por tener esa polla espectacular que seguro quegusta a todas las mujeres. Esa noche me pego otro tremendo pajote reviviendo las imágenes de la caseta de las herramientas.
    
    Tras estudiar un rato, hacer los recados que mi abuela me encarga y estar en la playa, como con la familia y me refugio en mi habitación a la espera de ver qué pasa con Marta y Paulino. Deben ser las tres cuando la cocinera sale de la casa camino de la caseta del jardín, se encuentra con el joven y entran dentro. Salgo de la casa por la ventana de mi habitación (ya estoy excitado, con el rabo tieso y duro y como con peso en los huevos y la respiración entrecortada) y tras comprobar que nadie puede verme me asomo a la ventana para llevarme un tremendo susto cuando la pareja me saluda: "hola, Alfredo, te estábamos esperando; ven entra".
    
    Bonita manera de esperarme: ambos están desnudos semi tumbados en dos viejas hamacas de playa y Pauli luce ya una erección de impresión, como la mía, pero dos veces más grande. Marta acaricia la picha del joven con su mano derecha, suavemente, arriba y abajo, apretando de vez en cuando la base del grueso tronco, y con la izquierda sigue fumando su cigarrillo, que apaga contra el suelo cuando empieza a hablarme: "bueno, bueno, ...
    ... Alfredito, qué guarro eres espiándonos oculto en el jardín; vamos a tener que enfadarnos y castigarte". La frase hace gracia a Paulino, quien se ríe un rato con ganas, me mira y dice muy serio: "no seas niño malo o Marta no te dará gusto y no podrás follar y ser todo un hombre como soy yo".
    
    Estoy un poco cortado ante la escena (Marta ya menea la polla de Pauli a mayor velocidad y con la otra mano tira de mí hasta que me coloco arrodillado junto a ella a un par de palmos de la estaca del jardinero), pero estoy tan excitado y tengo el rabo tan necesitado que empiezo a masturbarme. "No, espera un poco, deja de tocarte que en seguida estoy contigo". La mujer se gira a su derecha para meterse el pollón en la boca y darle una mamada tremenda que en pocos minutos parece llevar al joven muy cerca del orgasmo, de manera que la cocinera lo advierte, saca la polla de su boca y sigue meneándola hasta que media docena de chorros de densa lefa blanca impactan con fuerza sobre mi cara y el pecho, lo que en un primer momento me asusta y estoy a punto de levantarme, pero Marta se arrodilla rápidamente junto a la hamaca, me pone en pie y se introduce mi rabo en la boca mientras no deja de extender sobre mi pecho los manchurrones de semen. La sensación es nueva para mí y me parece maravillosamente excitante, así que la mujer apenas logra darme siete u ocho chupadas porque me corro con más ganas que en toda mi vida, incrementándose mi gusto al observar que Marta se traga mi leche. Me tiemblan las ...
«1234...8»