LAS MUJERES DE PAPA 3
Fecha: 06/10/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: Hansolcer, Fuente: SexoSinTabues
... su honor. De paso también pensando en Maritza, otra chica. Compañera de la morena, quien a su vez tenía igual o mejor culo que la primera. Ella si era mi novia, aunque sólo nos hubiéramos besado una vez. Tenía unos hermosos ojos verdes por lo que le apodaban la gata. Quizá ya me la hubiera cogido pero yo era demasiado tímido para pedirle de una vez que me diera su pucha y meterle estos 17 cm que hoy tenía en mi mano. Hoy me las follaría ambas. A la morena le daría de perrito para que cuando me la cogiera pudiera darle palmadas en aquel culo que debía tener firme y sin un ápice de grasa. ¿A Maritza? Ella que me montará. Quería ver su rostro, sus hermosos ojos viéndome mientras saboreaba toda mi verga. A las dos les chuparía las tetas, se me antojaban hermosas. Maritza no las tenía tan grandes pero igual se la iba a chupar hasta hacerla retorcer y que me pidiera más verga. Con esas fantasías en mente muy despacio ya me la jalaba, los ojos cerrados como si con ello pudiera sentir más real aquello que no sólo estaba en mi cabeza, porque todo mi cuerpo percibía aquellas dos chicas que aunque ausentes me estaban dando el placer de mi vida. Podía sentir los suaves labios de Maritza mamando mi verga. Gloria la morena de tetas grandes sentada en la cama, totalmente abierta, tocándose el chocho como si estuviera preparándose para recibirme en su interior. Las dos irradiando lujuria, a las dos lo único que parecía importarles era darme placer, Maritza y Gloria en mi fantasía eran dos ...
... pervertidas con ganas de coger, entregarme sus chochos para que los hiciera acabar, que los hiciera una y otra vez, contraerse de orgasmo en orgasmo. Decidido a llevar aquello a lo más sublime le quite mi verga a Maritza de la boca y fui acostarme junto a Gloria, quien no dejó de masturbarse, me miraba sonriente aunque sabía que no sería ella la primera en probar mi verga. Maritza pareció entender lo que deseaba y camino hacia donde yo estaba y subiéndose sobre mi me beso para luego ella misma colocarse la cabeza de mi polla en la entrada y tras restregarla un poco entre sus labios vaginales empezó a bajar lentamente, como si al igual que yo quisiera sentir como mi intruso pedazo de carne se abría paso entre las paredes de su vagina. Mi mano era la mejor copia de como debía ser aquella cueva, apretaba. Mis dedos rodeaban mi palo de tal manera que aquella penetración era algo digno de superar a la realidad. Con Maritza totalmente ensartada, mi mano izquierda fue colocarse sobre su cadera e iba a comenzar a culearla pero llegó a nosotros aquel ruido. Eran voces, alguien llegaba al corredor. Primeramente creí que serían Beatriz y Lily mis hermanas, mis cómplices de sexo. Muy conveniente para dejar mi fantasía y ahora fueran ellas las que disfrutarán de mi polla parada al exceso. Había tenido a bien cerrar la puerta. Esa vieja puerta como todas las de la vecindad, de madera y con hendiduras que permitía ver lo que pasaba tras de sí. Era papá quien estaba del otro lado. Se besaba ...