Nely
Fecha: 14/10/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: NenaJoven, Fuente: SexoSinTabues
... de ellas una y otra vez, pero no pueden hacerlo. Por eso nos lo piden a nosotras. Pero a sus hijitas no les gusta, o no cuentan con la ayuda de sus mamas. Me dan un poquito de pena. Otras amigas del centro piensan que vienen con nosotras porque somos niñas pequeñas, y eso es lo que les gusta. Que a los hombres les gusta follarse un dulce e imberbe coñito de niña. Que les encanta eyacular en una boquita infantil y que se trague la leche o ver su carita cubierta de esperma. Yo no sé qué creer. Lo cierto es que todos los hombres que me eligieron lo hicieron por que era la más pequeña de todas y todos me hicieron lo mismo. Usaron mis agujeritos como les dio la gana y se corrieron sobre ellos llenándolos a rebosar mientras gritaban los nombres de sus hijitas o decían en susurros mi edad. Ninguno se dedicó a mí. Ninguno me comió como la hacía mi mama y mi papa. Excepto uno. Estábamos todas juntas en la sala. Cuando el hombre entró en la sala acompañado por Jorge todas nos estremecimos. Era muy alto, rubio y fuerte. Parecía un militar. Estábamos asustadas porque habíamos escuchado historias de tipos así, que se cogían a las niñas con una rudeza y fuerza descontrolada y solo había dolor, por eso, cuando el tipo me señaló casi me orino del miedo. Me llevaron a una de las salas de los espejos como siempre y esperé. Cuando el gigante entro y pude verle la cara, me relajé un poco. Tenía una cara linda, de buena persona, y de no saber muy bien qué hacia allí. ¿Tal vez buscando a su ...
... hijita también? Como no se movía decidí pasar a la acción. Tomé su mano y le acerqué hasta la cama, donde se sentó. Continuaba allí, sin moverse, con cara de tristeza, tal vez pensando en su hijita, así que me separé un poco para que me viese bien y empecé a acariciarme como otras veces me habían pedido. Subí mi vestido dejando mis braguitas a la vista y le di la espalda y poco a poco, puse mi culito en pompa, como sé que tanto les gusta. Acerté de lleno. El tipo rubio alargó su mano. Su dedo índice se deslizó por mi espalda, hasta la rajita de mi culo y tiró de mis bragas hacia abajo hasta que tocaron el suelo. Luego empezó a tocarme. Su forma de tocarme me recordaba a mi papá. Sus manos subieron por mi espalda, y se deslizaron hasta mis tetitas intentando inútilmente abarcarlas. Pero con los dedos rozaba mis pezones notando como se ponían duros y se erizaba mi piel. Sus grandes manos continuaron por mi tripita y me hizo cosquillitas en mi ombligo, pero no se detuvieron allí. Continuaron bajando y bajando hasta que sus dedos rozaron mi botoncito y lo presionaron. La excitación me hizo arrancar un gemido mientras me mojaba por dentro y la sensación fue mayor cuando deslizó sus dedos por mi rajita en toda su longitud, terminando de nuevo en el botón y arrastrando los juguitos que sudaba mi cuquita y, llevándoselos a la boca, los chupó relamiéndose. El enorme rubio se puso en pie y se desnudó. Cuando se bajó los pantalones, bajo sus calzones se adivinaba una enorme y gruesa polla y ...