Cómo salvé el negocio de mi esposo
Fecha: 19/10/2020,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Manuelcastc, Fuente: CuentoRelatos
... problemas, al salir alquilamos un auto austero. Nos dirigirnos hacia el sector de Palo Alto y San José, ubicado al sur de San Francisco. El panorama de este lugar me dejó sorprendida, veía las calles impecables con jardines y edificios de primera. Nos hospedamos en el Hotel The Fairmont, ubicado a tan solo 15 minutos de nuestra cita. Una vez instalados, preferimos descansar el resto de la tarde, pues no habíamos podido hacerlo en varios meses por las responsabilidades que tenemos en casa y el trabajo.
Al día siguiente la cosa se tornó tensa, mi marido y yo no teníamos humor para ir a conocer la ciudad, parecíamos estudiantes en los momentos previos de un examen final, estábamos nerviosos ensayando las cosas que íbamos a decir, o los temas que utilizaríamos para amenizar la cena. Nos vestimos con lo mejor que teníamos para aquella ocasión, Damián con un traje oscuro y camisa al tono sin corbata; yo con un vestido negro de espalda baja, sobrio y elegante, que llegaba un poco arriba de la rodilla, acompañado de una estola roja, la cual me fue de mucha utilidad, pues en aquella temporada comenzaba a haber un leve frío por las noches.
Por fin llegó el momento de dirigimos a nuestra cita guiados con el Waze que siempre carga en el celular Damián, sin dificultades llegamos a un elegante edificio llamado Monticello Apartments, en uno de los sitios más lujosos de la zona. Subimos al apartamento donde nuestros anfitriones nos esperaban muy puntuales, y ambos me produjeron una ...
... agradable impresión. Diana se veía más joven que su esposo, llevaba un vestido blanco de una sola pieza sin mangas, coronado por un elegante collar, supuse que tendría unos treinta y cinco años de edad, rubia natural de ojos azules, con un cutis que haría envidiar a cualquier actriz de cine. Carlo era un hombre blanco de cabello castaño, un poco más alto que mi esposo, elegante y atractivo, bien cuidado en su aspecto y modales. Ambos hablaban muy bien español con acento latino, ya que habían vivido 10 años en Miami. En su plática se notaba lo distinguidos, amables y cultos que eran, además de ser muy sociables. No tardamos mucho en entablar una amena conversación durante la cena que nos ofrecieron.
Al término de la sobremesa pasamos a la estancia de su apartamento, esta vez la plática giró en torno a los viajes exóticos que habían realizado por el Sureste asiático, nos contaban la impresión que les había causado la cultura de aquellos países tan diferentes a Occidente. Carlo se sentó al lado de mi esposo, tomó un documento que estaba sobre la mesa de centro, y comenzaron a charlar sobre el negocio que pretendían cerrar esa misma noche, nuestro anfitrión parecía tener el manejo de la situación en cada momento, y aunque mi marido era también un hombre acostumbrado a las relaciones comerciales, quedaba relegado en un segundo plano frente a Carlo. Mientras ellos seguían conversando, Diana me llevó a la cocina para mostrarme un bote que tenía varios sobres de yerbas que había ...