La Madrastra
Fecha: 21/10/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Hace más de un año de mi historia y no se si por vergüenza o por miedo, ahora es cuando me he atrevido a contar que pasó aquellos días del mes de Junio…
Soy Marta y ahora tengo 22 años, soy la menor de dos hermanas y vivo con mi padre en una urbanización en las afueras de Madrid. Hace ya muchos años que mi madre murió y durante ese tiempo Sara que es como se llama mi hermana y yo, hemos sido las hijas de papa… él ha sido nuestro padre amoroso y se ha dedicado en cuerpo y alma a que no nos faltara nunca de nada.
Papa es dentista por lo que puede decir que somos una familia acomodada o como vulgarmente se dice, “un poco pijas”, siempre hemos tenido todo lo que hemos querido. Durante muchos años nuestra vida ha sido una gozada, hemos vivido feliz y despreocupadamente, hasta que un día todo cambió.
Ese día fue hace 3 años, todavía recuerdo con todo lujo de detalles el día en el que papa nos reunió y nos soltó la bomba que hasta ahora todavía no ha sido digerida.
Ese día papa nos dijo que estaba saliendo con una mujer 14 años menor que el, nos dijo que se había vuelto a enamorar, estaba muy ilusionado y que estaba dispuesto a volver a casarse con ella, su nombre era Esther y tenía 40 años.
Cuando escuchamos la noticia, un latigazo horrible sacudió mi corazón, era algo para la que no estaba preparada para nada, en un primer momento mi reacción fue de sorpresa e incredulidad, pero mas adelante fue dando paso a la rabia, me resultaba insoportable pensar que otra mujer ...
... pudiera ocupar el sitio que había dejado mi madre y lo que es peor, que fuera a vivir con nosotros.
Papa lo notó inmediatamente en nuestras caras y de hecho era algo que ya había imaginado que sucedería, por eso nos contó lo mal que lo había pasado durante todo este tiempo y de lo feliz que se sentía al lado de Esther, nos pidió que por favor que le diéramos una oportunidad, que era una mujer maravillosa que le había devuelto la ilusión.
Después de sus palabras nos sentimos un poco culpables por el egoísmo de nuestra reacción y aunque con alguna reticencia, le prometimos que le daríamos una oportunidad y nos propuso una cena en algún local elegante para conocerla y poder hablar tranquilamente, por esa razón quedamos un viernes a la noche.
Aquella tarde Sara y yo fuimos de peluquería, me hicieron un recogido con unos tirabuzones que me caían sobre la mejilla que la verdad sea dicha, me hacían parecer tremendamente sexi. La cena era en un restaurante situado cerca del centro, un lugar muy tranquilo y elegante que se llama “Quintana 30”.
Era una hora antes y me encontraba semidesnuda, mirándome en el espejo de mi habitación con un nudo en la garganta y sin saber bien que ponerme. En un primer momento había elegido algo informal, unos vaqueros y una blusa, pero luego lo pensé mejor… me puse el vestido negro que había estrenado en una boda que tuve en Mayo, era un vestido muy ceñido y elegante con falda justo por encima de las rodillas y con unos zapatos de tacón, que ...