La Madrastra
Fecha: 21/10/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... tenía las bragas a la altura de los tobillos y me estaba pajeando recostada sobre la silla de despacho de papa.
El negro comenzó a introducir aquella enorme polla muy despacio mientras Esther se retorcía de gusto, continuó hasta llegar a medio camino y ahí pareció detenerse por unos instantes, para volver a sacarla casi por completo, tras esta primera vez en la que parecía no querer hacerle daño, el chico sujetó fuertemente las caderas y lanzó una embestida que hizo perder la estabilidad a mi madrastra, cayendo recostada sobre la almohada, a la vez que lanzada un gemido, que no podría distinguir si era placer o dolor.
En la pantalla el negro sujetaba por el pelo a mi madrastra y la hacía incorporarse tirando hacia sí de el a la vez que la embestía brutalmente provocando un gemido constante con cada sacudida.
Los gritos se mezclaban con el chasquido de tu poderoso cuerpo chocando contra las nalgas desnudas de Esther, tiraba de su pelo como indio que monta a una yegua salvaje por primera vez. Aquella monstruosa polla se hundía en su coño con una asombrosa facilidad, mientras sus dos grandes tetas colgantes, se balanceaban sin control con cada sacudida.
Yo ya estaba muy cachonda, me había recostado sobre la silla de papa y había puesto una toalla debajo para evitar que los fluidos dejaran todo perdido, había apoyado las piernas sobre la mesa escritorio y mis dedos corazón y anular se introducían sin dificultad en mi coñito húmedo, mientras, la mano que quedaba libre ...
... se encargaba de pellizcar mi pequeño pezón izquierdo.
Observaba la musculatura de aquel negro enorme tensarse con cada embestida, imaginaba como podía sentirse mi madrastra mientras era poseída por aquella máquina perfecta de follar, imaginaba mi chochito llenándose con esa enorme polla, mi pequeño cuerpo poseído por aquel hombre y no pude evitar correrme como una autentica perrita en celo, una tras otro, espasmos de placer comenzaron a recorrer mi cuerpo mientras me retorcía de gusto sobre la silla.
Al otro lado de la pantalla el negro trataba a mi madrastra como a una fulana, tirando del pelo y azotándole las nalgas mientras le clavaba una y otra vez su inmenso pollón. Ya había iniciado el camino sin retorno y las sacudidas eran ahora tan salvajes que apenas dejaban espacio entre gemido y gemido.
Todavía seguían sacudiéndome pequeños espasmos cuando en la pantalla el amante de mi madrastra la lanzaba contra la cama y comenzaba a menearse su descomunal miembro sobre ella. Tras unos instantes de meneo descontrolado, su cuerpo se tensó y tras lanzar un par de gruñidos, varios chorros de semen fueron a impactar contra la cara y las tetas de mi madrastra.
Después de que su cuerpo quedara completamente impregnado de aquel viscoso líquido, ella sujeto aquel mando y lo relamió hasta no dejar ni una sola gota.
Poco pude ver ya de aquel video ya que seguido a ello, el negro se acercó a la cámara y la apagó. Yo me levanté y retiré a toalla para meterla en la lavadora, ...