1. Atrapados en el tiempo


    Fecha: 22/10/2020, Categorías: Voyerismo Autor: Gab, Fuente: CuentoRelatos

    ... grupo de hombres de cara hosca, vestidos con pieles, de aspecto sucio, algunos con lanzas.
    
    -Qué clase de broma es esta –susurró con un hilo de voz Marina.
    
    El grupo de hombres se acercó. Probablemente habían escuchado el alboroto organizado por Marina. Ellos parecían también sorprendidos. Quienes eran esos extraños, y qué tipo de vestimenta llevaban. Se acercaron curiosamente, sobre todo a Marina. Los dos nos quedamos quietos, inmóviles, paralizados por el miedo. Yo llevaba puesta ropa de casa, pero Marina, que venía del jardín, llevaba puestos unos vaqueros ajustados y botas altas, con un jersey de color amarillo muy vivo, y un pañuelo alrededor del cuello que dejaba medio ver el cuello de una camisa blanca. Los hombres se interesaron por su jersey, y empezaron a tirar del pañuelo, a lo que Marina reaccionó tímidamente apartándoles las manos. Uno de los hombres, que por su apariencia y vestimenta algo más ornamentada, parecía el jefe, reaccionó agresivamente, y la dio un empujón. Yo desperté, y traté de ponerme entre ella y los hombres. La actitud de los hombres cambió, el jefe dio órdenes a gritos, y el resto me redujeron, inmovilizándome. También apresaron a Marina, atándonos las manos a la espalda.
    
    Nos condujeron durante unos kilómetros por el campo, hasta que llegamos a lo que parecía un pequeño poblado. Marina no decía nada, pero se pasó todo el camino sollozando en voz baja, con la cabeza agachada. Todo esto era muy confuso, estaban pasando muchas cosas ...
    ... imposibles, en muy poco tiempo. Marina y yo estábamos desorientados, perdidos. No podíamos entender qué estaba pasando, ni donde estábamos. Ni nuestros cuerpos ni nuestras mentes reaccionaban.
    
    Al entrar en el poblado, compuesto de unas diez chozas, nos condujeron al centro, desatándonos las manos, en donde había una roca de forma cúbica, que parecía una especie de silla o trono. Pronto se congregó alrededor una multitud de unas 40 personas, incluido mujeres y niños. El jefe se adelantó, y empezó a hablarnos en un lenguaje incomprensible, haciendo gestos, señalando a Marina y después a mí.
    
    -No sé qué dice, qué es esto! –dijo medio llorando Marina, como dirigiéndose a mí.
    
    Marina tenía unos 13 o 14 años más que yo, pero por alguna razón, inconscientemente esperaba que yo solucionase todo esto que estaba pasando. Miré al jefe, y le dije con voz firme que no entendíamos nada de lo que decía, ni de lo que estaba pasando. La gente, que por primera vez nos oía hablar claramente en voz alta, quedó boquiabierta.
    
    A pesar de su primitiva mente, el jefe comprendió que no entendíamos qué nos quería decir. Tras unos segundos de silencio, se giró hacia el resto, y empezó a señalar. Por primera vez les miré con ojo más crítico. Me di cuenta de que se dividían en pequeños grupos, como familias, uno o dos niños con un padre y una madre. Entonces señaló al otro lado, donde estaban solo mujeres y hombres desperdigados sin aparente relación unos con otros. Ellas vestían con menos ropa que las ...
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