Incesto entre una hermana y un hermano
Fecha: 24/10/2020,
Categorías:
Intercambios
Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos
... espinillas durante años y pecas para toda la vida!
-Supongo que sí. Bueno, me voy a dar unos tiros por ahí.
-¿No te dan pena los pájaros?
-Yo no mato pájaros, me divierto con ellos.
-¿Y eso cómo se hace?
-Le tiro a la rama en la que están posados y se llevan un susto morrocotudo. Chao.
Eva María, quería eliminar las pecas.
-¿Quique?
-¿Qué?
-¿Sin besos?
-¿Sin besos, lo qué?
-Te haces un paja y te miro, pero sin besarnos.
-Me hago, no, nos hacemos unas pajas.
-¡De eso nada! Te enseño una teta y te haces la paja a mi salud y después me untas la cara con tu leche.
Había que aprovecharse.
-¿Si me la chupas ya me corro en tu cara?
.¡No digas barbaridades!
-Seguro que chupaste alguna y sin recompensa.
-No, no se chupar una picha.
-¿Qué le haces a un cucurucho de helado?
-Lamo y chupo. ¿Se hace así?
-Sí.
-¿Y tendré que chupar durante un mes?
-Mujer, también se menea. Podíamos echar un polvo...
-¡Olvídalo! Las pecas no me quedan tan mal.
-La verdad es que no, pero las espinillas...
Eva María, estaba en un mar de dudas.
-¿Vas a guardar el secreto de lo que hagamos?
-Por supuesto.
Eva María quería y no quería.
-No, mejor que no. No soy una puta.
Quise quitar de ella.
-¿Cuándo te masturbas pensando en una chica no eres una puta?
-Es diferente.
Sin darse cuenta había confesado que le gustaría comer un chochito y que se lo comieran.
-¿Quieres quitarte las espinillas y las pecas o ...
... no?
-Me va a pesar.
-Si follamos subes tú encima.
-¡No vamos a follar!
-Era una broma... Me va a pesar... ¿Lo pillas?
-¡Para bromas estoy yo!
-¿Estás caliente?
-¿Y tú?
-Mira para mi paquete y lo sabrás.
Eva María miró y le gustó lo que vio.
A unos diez metros de dónde nos encontrábamos había dos grandes rocas que formaban una especie de cueva. Eva María, miró pa ellas, y me dijo:
-Vamos para las piedras de Petra.
Nos metimos entre las piedras. Unos lagartos corrieron por ellas al vernos. El musgo seco, amarillento, se desprendió al apoyar mi espalda en una de ellas y también al posar la escopeta de balines. Eva María, me dijo:
-Venga, sáca la pichita y mea en mis manos.
Saqué la verga.
Abrió los ojos como platos, y tapó la boca con las dos manos, antes de decir:
-¡Jesús. María y José! ¡¡Qué grande es!! ¡¡Es un pichón!!
-Pues aún no está empalmada.
Oriné en sus manos y Eva María se lavó la cara con la orina. Después se arrodillo y comió mi verga empalmada como si fuese un cucurucho de helado. El olor de la orina de la cara y de las manos de Eva María, con el calor, desprendía un olor excitante, y este olor, junto a la mamada, me calentaron tanto que un para de minutos más tarde me corrí en su cara. Eva María se untó la leche en la cara y en el cuello. Se levantó, me miró y sin decir nada, me lo dijo todo.
Me agaché. Le bajé las bragas. Las tenía empapadas y le olían a polvos de talco. Le lamí las babas del chochito peludo. Le ...