Mi hijo y su amigo
Fecha: 29/10/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: LESTERUCO, Fuente: SexoSinTabues
... inclinaba sirviendo las hamburguesas, mientras dos pares de ojos convergían en mi escote. A hurtadillas observé y comprobé que la abertura de la bata destapaba casi todos mis pechos, hasta el borde de los pezones, que comenzaban a asomar. Yo tengo unos pechos grandes, y los pezones son oscuros y miden unos ocho centímetros de diámetro. Todo un espectáculo. Tuve que hacer un esfuerzo para contener una sonrisa que me hubiera delatado. - ¿Y. ? – pregunté - . ¿les gusta? - ¡Eh! ¿Qué? ¡Ah las hamburguesas. ! – Damián pareció volver a la realidad - ¡Síii, están buenísimas. ! - ¿Más ensalada? – me incliné nuevamente hacia Martín que seguía sin reaccionar. - Eeeeh. siii. - balbuceaba. Me divertía mucho la situación. Como creo que nunca me había divertido desde mi adolescencia, cuando jugaba a poner nerviosos a mis amigos. Terminamos de comer, sin que la conversación fuera muy animada, preocupados ellos como estaban por explorar mis intimidades. Lavé los platos y todavía no se despegaban de mi lado. Ofrecí servirles el café en el jardín, bajo la sombrilla y aceptaron encantados. Llevando la bandeja con las tacitas pude ver de reojo los bultos que trataban en vano de ocultar. Dejé la bandeja sobre la mesa del jardín y me senté en una de las sillas. Estudiadamente abrí mi bata hasta el límite, cuidando que los bordes inferiores se juntaran lo justo como para taparme la entrepierna, pero descubriendo una generosa porción de mis pechos y mi vientre. - ¡Qué lindo está el sol. ! – dije, ...
... sorbiendo mi café. - Sí, es para aprovecharlo y broncearse bien. - dijo Martín, su mirada me recorría con descaro – Te deberías quitar la bata, te va a dejar marcas. – me causaba gracia su insinuación. - Es que si me quito la bata me quedo desnuda. - lo dije despacio, para ver su reacción. - Mami, si te desnudás, a éste le da un infarto. - me sorprendió la salida de Damián. Su cara tenía una expresión de picardía que yo conocía muy bien. - Bah, no será para tanto. - reí - . en Europa, las mujeres van a la playa desnudas. - Pero no todas tienen el cuerpo que vos tenés. - otra vez me sorprendió la observación. No pude dejar de sentirme halagada. - Vos porque me querés. - le sonreí. - No, Marian, de verdad vos estás espectacular. - la voz de Martín sonó seria, profunda. - ¡Entonces no me desnudo, no sea cosa que te mueras aquí! – bromeé. - ¡Puedo correr el riesgo! – reía él. - ¡No, no! – agitaba la cabeza - ¡Es demasiada responsabilidad! – en medio de la broma, caí en la cuenta de que estaba hablando de mi cuerpo con el amigo de mi hijo y mi hijo. Me cohibí, pero decidí no demostrarlo, porque sería peor. Debía salir del atolladero con naturalidad. - Mami, en realidad no tiene nada de malo que te desnudes delante nuestro – los ojos grises de Damián se clavaron fijamente en mí – Hay confianza. La observación de mi hijo me puso en una disyuntiva. Si decía que no, que me daba vergüenza, los colocaba a ellos en una posición de hombres con algún interés sexual en mí, cosa que no quería ...