1. Abigaíl no sabía ni en qué día vivía


    Fecha: 30/10/2020, Categorías: Incesto Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos

    ... ¿Qué haces cuando te da un jamacuco?
    
    -Joderme hasta que me pasa. No se le puede hacer nada.
    
    Enrique, volvió a cambiar de tema.
    
    -¿A qué te referías antes con eso de echarte las dos manos? Creo que a tu cuello no te referías.
    
    -¡Qué poca sabiduría tenéis los de ciudad! El cuello, es al cuello, si quieres me puedes echar una mano al cuello y otra a las tetas o al coño, y venga. ¡Jodienda!
    
    -Échamela tú.
    
    -No me tientes que te la echó. Cada vez que te miro para el culo y para ese bulto del pantalón, el coño y el ojo del culo se me abren y se me cierran. Y hacen uno, clash, clash, clash y el otro, pin, pin, pin... ¡No sé ni cómo me aguanto!
    
    -¿Estás mojada?
    
    -Sudada. Con el calor que hace, es normal.
    
    -Hablaba de tu coño. ¿Lo tienes mojado?
    
    -¡¿Qué si tengo el coño mojado?! Las pulgas andan en lancha de una parte a otra de mi coño.
    
    -¡Exagerada!
    
    -Sí, exageré un poco, algunas van a nado.
    
    Enrique se rio de la ocurrencia.
    
    -Así que crees que estoy bueno.
    
    -¡Estás más bueno que un cerdo de la ceba!
    
    Enrique le devolvió el "cumplido".
    
    -¡Tú si que estás más buena que una cerda de la ceba!
    
    Abigaíl, con una sonrisa de oreja a oreja, le preguntó:
    
    -¿Crees que estoy para la matanza?
    
    Enrique, la besó con lengua, le levantó la falda y le quitó las bragas. Vio el pelirrojo pelo de su coño mojado. Pasó su lengua por él.
    
    -¡¿Qué me haces?! Esto no es joder.
    
    -Es un cunnilingus. ¿Te gusta?
    
    -¡¡Más que un cocido que lleve de todo!!
    
    Enrique ...
    ... lamió los labios del coño. Metió y saco la lengua, le lamió y acarició el clítoris, después le metió dos dedos dentro. Lamió el clítoris con celeridad y Abigaíl, exclamó:
    
    -¡Me va a dar algo!
    
    Y le dio. Retorciéndose se corrió. Su coño echó flujo para mediar una taza de barro.
    
    Al acabar, Abigail, sentía por su primo algo que nunca antes había sentido. Era algo que le hacía cosquillas en el estómago.
    
    -Vamos a terminar de vendimiar.
    
    Enrique, tocándose el bulto del pantalón, le preguntó:
    
    -¡¿Y me vas a dejar así?!
    
    Abigaíl parecía que de pronto supiese lo que era la vergüenza, bajó la cabeza, y le dijo:
    
    -Espera hasta pisar las uvas en el lagar.
    
    Enrique, noto el cambió.
    
    -Me gustaba más la Abigaíl de antes de comerle el coño.
    
    Abigaíl, estaba enamorada. Fuera un amor a primera lametada. Tenía que complacerlo. Cambió, y volvió a ser ella misma.
    
    -¡Saca el carallo, Nartallo!
    
    Enrique sacó la polla, Abigaíl se puso en cuclillas y en un par de minutos, Enrique, se corrió. Al acabar de tragar, Abigaíl, se limpió la boca con la manga del vestido, y le dijo:
    
    -Ahora vamos a terminar de vendimiar que ya falta poco.
    
    Acabaron de vendimiar a las cuatro de la tarde. Dejaron las uvas en la cuba listas para pisar y se fueron a comer. Abigaíl ya tenía la comida hecha. El pollo asado sólo había que calentarlo. Lo calentó en la cocina de piedra. Sentados a la mesa y comiendo el bicho con las manos, le preguntó Abigaíl a Enrique:
    
    -¿Son guapas las mozas de la ...