1. Matilda, guerrero del espacio (capitulo 21)


    Fecha: 01/11/2020, Categorías: Confesiones Autor: calvito, Fuente: CuentoRelatos

    ... levantaba en brazos—. Llévala al hospital de campaña y asegúrate de que la atienden.
    
    —A la orden mi señora, —respondió en soldado con su voz profunda y grave.
    
    Cuando iban a hacer estallar las cargas, las puertas se abrieron por si solas. Matilda quiso entrar la primera, pero un grupo de maradonianos y su hermano, se interpusieron y lo hicieron ellos. Después de atravesar la antesala, sin ninguna resistencia, accedieron al salón principal, donde esperaba el estado mayor enemigo. Sus armas estaban en el suelo y cuando apareció Matilda, el mariscal al mando se arrodilló, y sacando su espada se la ofreció con las dos manos en señal de rendición. Le conocía, sabía perfectamente que era uno de los esbirros más despiadados, crueles y cobardes al servicio del emperador.
    
    —Solicito una rendición con honor, —dijo el mariscal, mientras la Princesa, chorreando agua, como todos, entraba en el salón.
    
    Con los ojos inyectados de odio, Matilda, con Eskaldár en su mano derecha, avanzo hacia el mariscal, y arrebatándole la espada ...
    ... con su mano izquierda, la arrojó lejos.
    
    —¡Tu no tienes honor! —le dijo al tiempo que levantaba la espada y el mariscal se arrebujaba en el suelo implorando piedad. Por detrás, su hermano, la toco el hombro.
    
    —No lo hagas Matilda.
    
    —No merece morir a tus manos, —apoyó la Princesa que ya estaba a su lado.
    
    —¡Tu señora Zorralla tiene más cojones que tú, cobarde inmundo! —exclamó Matilda dándole una patada—. Ella al menos no se acobarda, ni gimotea.
    
    Hizo una indicación a un suboficial maradoniano, que después de escupir en el suelo en señal de desprecio, lo agarró por su guerrera llena de medallas y se lo llevó arrastras.
    
    Matilda y la Princesa, salieron al patio empuñando sus espadas, al tiempo que las nubes se abrían y los rayos de sol lo iluminaban. Miles y miles de soldados federales gritaron enardecidos ante su presencia.
    
    —General Comaxtel, como siempre, los guerreros de Maradonia han estado a la altura, —dijo al general jefe de la 1.ª división—. Creo que ya es hora de que vayamos por allí. ¿No te parece? 
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