La mujer de Ernesto
Fecha: 17/10/2017,
Categorías:
No Consentido
Autor: XAVIA, Fuente: CuentoRelatos
... bolsillo de la chaqueta y abandonó el vehículo.
Fue al aparcar en mi plaza de parking cuando oí el sonido de aviso de entrada de un mensaje de texto. Miré mi móvil sorprendido pues yo tenía activado otro timbre. No había nada en mi pantalla, así que miré hacia el asiento derecho. Nada, pero al estirarme vi la luz en el suelo, al lado de la puerta. Se le había caído al bajar. Lo cogí para devolvérselo. Mandé un mensaje a Angie para avisarles, respondiéndome un escueto gracias, mañana te llama Ernesto y quedáis.
Le había estado dando vueltas mientras cenaba, frenándome, pero tumbado en la cama decidí que haría caso al duende malo en vez de al bueno. Me levanté, desbloqué la pantalla del teléfono de mi amigo, era fácil pues utilizaba su fecha de boda, y lo reproduje.
Por la posición de los protagonistas, tenía que haberlo escondido en la mesita izquierda, exactamente opuesto, en diagonal, al sofá en el que me había sentado a esperar. No solamente completaba mi percepción de la velada desde otro ángulo, además potenciaba algunos momentos que ahora me parecían mucho más excitantes.
Angie chupándosela a su marido, algo que mi posición posterior no me había permitido ver, su cara de placer cuando la follaba desde detrás con las amplias tetas bamboleándose adelante y atrás, aquel cuerpazo botando sobre mí cuando nos acercábamos al orgasmo, pero sobre todo, mi polla descargando en la garganta de mi amigo.
Por primera vez en más de una década me hice una paja. Pero no ...
... me relajó. Al contrario, ahora me sentía doblemente engañado. No me había avisado del final del juego. Lo comprendía pero no me había gustado. Tampoco me había dicho que pensaba convertirme en la estrella invitada de una peli porno. Mi disgusto aumentaba, además de parecerme muy arriesgado.
Pero había una tercera pata de engaño que aún me sulfuró más. ¿Dónde coño había quedado todo aquel discurso de la confianza, entre amigos, en pareja, y el amor verdadero? Ardía. Tanto que activé el Bluetooth de ambos dispositivos y me traspasé el archivo. Mañana pienso cantarte la caña, cabronazo.
Pero no lo hice pues fue Angie la que me llamó para recogerlo, ya que trabajamos relativamente cerca. Quedamos a mediodía, aprovechando la pausa del almuerzo, pero rechacé su invitación para comer al tener un día complicado. Tampoco me apetecía, la verdad.
***
No hubiera pasado nada más, pues opté por olvidarlo, aunque mi relación con Ernesto se resintió ligeramente, si su mujer no se hubiera presentado en mi trabajo una mañana ardiendo por todos los poros. Afortunadamente solamente se dio cuenta Clara, la administrativa de recepción, pues fue la encargada de detenerla, así que la acompañé a la puerta para llevarla a tomarse una tila para que se calmara. Pero estaba desbocada. Tanto en el rellano del edificio como dentro del ascensor, cabrón fue lo más suave que salió de su garganta. Así que lo paré antes de llegar a la planta baja.
-¿Qué haces hijo de puta?
-No saldré por esa ...