La mujer de Ernesto
Fecha: 17/10/2017,
Categorías:
No Consentido
Autor: XAVIA, Fuente: CuentoRelatos
... puerta –afirme categórico señalándola –hasta que te calmes. No sé de qué coño va esto, pero espero que sea la última vez que me montas una escena en mi trabajo. ¿Es que te has vuelto loca? ¿Quieres que me despidan?
-Por mí como si te tiran al fondo del mar agarrado a un bloque de cemento. Te haces llamar amigo y eres un cerdo.
-No sé de qué me hablas.
-¿No? –gritó escandalizada. –Del vídeo, puto cabrón, del vídeo. -Un qué quedó ahogado en mi garganta, pero mi expresión le confirmó que sabía de qué estaba hablando, así que me acusó, fuera de sí. –No contento con tirarte a la mujer de tu mejor amigo, traicionas su confianza grabándolo a escondidas. Hay que ser hijo de puta.
Sí hay que serlo, sí, afirmé, pero ya no hablaba con ella. Desbloqueé el ascensor pero apreté el botón del parking para llevarla a mi coche, pues allí podríamos hablar sin que toda la ciudad oyera sus gritos. Vamos a sentarnos en mi coche y me lo explicas.
30 minutos después, ella parecía más calmada pero yo ardía por dentro. Se iba a enterar el matrimonio perfecto de lo que valía un peine.
De puñetera casualidad, Angie había descubierto el vídeo en el teléfono de su marido. Supongo que no es tan extraño que tu pareja coja tu teléfono para hacer no sé qué, lo desconozco ya que a mí nunca me ha pasado por razones obvias. Según ella no lo estaba espiando pues confiaba en él ciegamente, pero vete tú a saber. La respuesta de Ernesto ante el descubrimiento había sido culparme a mí de todo. Yo ...
... lo había grabado y luego se lo había mostrado para regocijarme, llamándolo maricón incluso, amenazándole con enseñarlo a los compañeros del equipo por si alguno más quería de sus servicios.
Aluciné en colores. Me sorprendía que me considerara capaz de algo así, ya no de grabar el vídeo. De amenazarlo o chantajearlo. ¿Chantajearlo con qué? ¿Dinero? Gano más que él y no tengo hijos. La respuesta me la dio Angie.
-Con follarme cada vez que quieras. Eso es lo que el pobre no se atrevía a decirme. Me lo confesó llorando.
Negué por activa y por pasiva. No sirvió de nada. Yo era un cerdo asqueroso, un chantajista sin escrúpulos y un violador en serie. Con razón no tienes pareja, ¿a saber a cuántas has forzado?
Hizo la afirmación ya calmada, arrastrando cada sílaba con rabia. Te equivocas, repetí por enésima vez, pero no sirvió de nada. En cambio, su siguiente frase me descolocó completamente.
-Muy bien. Tú ganas. Nos tienes en tus manos, así que haré lo que quieras. Pero pobre de ti que alguna vez alguien vea ese vídeo. Te juro que te mato.
Me quedé quieto. Impasible. Mirándola con una mezcla de pena y desprecio, pues el cerdo era su marido que la había manipulado como a una muñeca. Pero también estaba cabreadísimo por la cantidad de insultos y acusaciones infundadas que había tenido que aguantar.
Sería por ello, que cuando afirmó resuelta, hoy no puedo ofrecerte más que una mamada que tengo la regla, espero que te sirva de adelanto hasta la semana próxima y nos ...