La mujer de Ernesto
Fecha: 17/10/2017,
Categorías:
No Consentido
Autor: XAVIA, Fuente: CuentoRelatos
... anular de Angie y había sacado conclusiones basadas en mi fama.
No me sentía bien con lo ocurrido en el parking del edificio. La mujer me había encendido de un modo malsano, influenciada por las mentiras de mi supuesto amigo, pero me había pasado tres pueblos, por más que una parte de mí me defendiera afirmando que se lo merecían, ambos. Pero nadie merece ese trato, menos si te han manipulado.
Me costó pero acabé leyendo los mensajes y escuchando los audios. Ernesto me avisaba de que Angie estaba cabreadísima con lo del vídeo, que lo había descubierto en un descuido de él, montándole tal jaleo que a él no se le ocurrió otra salida que culparme a mí de todo. Yo lo había grabado y yo se lo había mandado.
En el segundo audio, se disculpaba por haberme acusado, pero no me quedaba otra ya que me ha amenazado con dejarme. Lo siento tío, pero si la pierdo y pierdo a mis hijos me tiro de un puente. Me cabreó que sus disculpas no fueran extensivas a todas las barbaridades que había soltado de mí, pero era lo que había. Era un cabrón y sus incompletas excusas me lo confirmaban. ¡Que te den, a ti y a tu mujer!
***
No me presenté al partido de aquel jueves, ni al del jueves siguiente. No quería enfrentarme a Ernesto, menos delante de mis compañeros. Me había llamado decenas de veces, pero yo no le había cogido el teléfono.
Además, me sentía mal conmigo mismo, pues nunca antes había forzado a una mujer. Sí había sido violento alguna vez, Margot me lo había pedido en más ...
... de una ocasión, pero no hasta el extremo de obligarla a hacer algo contra su voluntad. Pero no era exactamente remordimientos lo que sentía. La rabia que me recorría por sentirme utilizado, traicionado por una de las personas que más apreciaba, los mitigaba.
Angie me llamó el domingo por la tarde. Estuve tentado de no contestar. De hecho, no respondí hasta la tercera llamada, deseando que su tono fuera otro, despertándome de un sueño, disculpándose por un malentendido y olvidándolo todo. Pero no fue así.
-Mañana no iré al bufete hasta media mañana. Te espero en casa para pagarte la deuda.
-No tienes nada que pagarme –respondí, tratando de poner tierra sobre el asunto para que ambos lo olvidáramos.
-Ah, ahora resulta que el cerdo chantajista tiene remordimientos –me soltó insolente. –Pues te va a tocar vivir con ello, cabrón hijo de puta.
Mi gozo en un pozo, pensé. Ni olvida ni perdona, pues yo tampoco. Mañana por la mañana fue lo único que respondí antes de colgar el teléfono.
Yo tampoco pasé por el despacho. Avisé a Clara que llegaría un par de horas tarde por un tema personal y me dirigí al hogar del matrimonio perfecto. Llamé al timbre del interfono, pero no contestó. Sin duda me veía a través del video portero pues la puerta se abrió a los pocos segundos. Cuando llegué al ático, la puerta del piso estaba entornada. Entré y cerré detrás de mí.
Me esperaba de pie al final del recibidor con una copa en la mano. Un poco pronto para beber, ¿no crees? solté ...