El calvario de Luciana (5)
Fecha: 10/11/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
... entonces acariciándola suavemente evitando las zonas erógenas hasta que la respiración y la cara su presa le indicaron que el susto inicial había desaparecido. Sintió una morbosa satisfacción por esa primera victoria y estimó que había llegado el momento de pasar a la segunda fase del plan. Llevó entonces despacio una mano hacia los pechos, tan redondos, tan firmes, tan tentadores con esos pezoncitos rosados. Su pija ya semejaba un ariete de cemento mientras sus dedos escalaban una de las tetitas desde su base hasta la cumbre con intenciones de apoderarse del pezón. No hizo falta que lo trabajara demasiado para notarlo duro entre sus dedos. Entonces llevó su otra mano lentamente a la entrepierna de la jovencita, cuya respiración se iba haciendo cada vez más agitada. Cuando la mano llegó a destino sus labios se curvaron en una mueca lasciva al encontrarse con esos jugos que brotaban de la conchita por la cual había pagado una fortuna. Siempre lo había excitado sobremanera cogerse a esos animalitos de Emilia, a esas hembritas sin voluntad ni ideas, despojadas de su ser personas y convertidas en bellos robots de carne y hueso. Introdujo un dedo y escuchó el largo gemido de la jovencita que acompañaba la entrada del invasor. Su otra mano abandonó el juego con el pezón y aferró una de esas nalgas firmes, redondas y duras, y puso en acción al dedo medio en busca del pequeño orificio posterior. Lo violó y mientras introducía el dedo hasta el nudillo se deleitó con el corcovo de ...
... su presa, con sus jadeos. Tenía muy en cuenta la total inexperiencia de Luciana y la recomendación de Emilia para que actuara con prudencia por ser éste el estreno de la chica. Ya habría tiempo de allí en adelante para hacerle probar la dureza.
El doctor sintió que era el momento de tumbarse en la cama con la pichona y entonces la derribó en el lecho, donde Luciana cayó de espaldas y así se mantuvo mientras el hombre gordo y peludo se tendía a su lado.
La jovencita miraba con esa mirada perdida el pene erecto y obedeció cuando el hombre le ordenó que lo tomara con una mano. Lo sintió palpitante y en su confusión esperó que ese señor le ordenara qué más debía hacer, porque, aunque le gustaba lo que estaba viviendo, su memoria no registraba nada anterior que fuera similar a esa experiencia.
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Mientras tanto Emilia, desnuda bajo el camisón de finísima seda, se paseaba nerviosa en su dormitorio, intrigada por lo que estaría ocurriendo en el estreno sexual de Luciana. Por un instante había pensado en llamar a Graciela para invitarla a pasar la noche juntas en la mansión, pero inmediatamente descartó esa posibilidad porque la arquitecta era una hembra que merecía ser atendida sin distracciones y en cambio ella iba a tener la mente puesta en la perrita y su primer cliente.
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-Muy bien, putita… Veo que sos obediente, ahora inclinate, acercá tu carita a mi pene, sin soltarlo.
Y Luciana lo hizo.
-Abrí la boca, bebé. -Ordenó el cliente y la jovencita ...