1. Los dos chavales de la sesión golfa (1)


    Fecha: 17/11/2020, Categorías: Masturbación Autor: hector.richvoldsen, Fuente: SexoSinTabues

    ... punta. No se, no me daban buena espina. Me hubiera esperado que estuvieran pinturrajeando la sala con sprays o hasta arrancando alguna butaca, pero lo que vi al asomarme nunca lo hubiera imaginado. Los dos estaban con los pantalones del chándal por las rodillas, y se estaban cascando un pajote con toda la tranquilidad del mundo, como si estuvieran en su casa. Imagino que no era la primera vez que lo hacían, pues la película tampoco era para tanto, aunque a esas edades ya se sabe, a la mínima se te pone dura y o haces algo o vas por el mundo con la tienda de campaña desplegada. La verdad es que me calentó mucho verlos con la polla en la mano, y dado que ahora mismo no estoy con nadie, decidí bajar a la sala para intentar algo. No tenía nada que perder, en el peor de los casos echaría a los dos chicos del cine por estar haciendo lo que no debían y listo. Cogí la linternilla, que quieras que no, impone, y me fui para abajo, tratando de que no se me notara mucho el empalme que llevaba debajo del pantalón del uniforme. Entré sigilosamente, para observarles un poco desde la puerta antes de pillarles con las manos en la masa. Desde ahí pude fijarme un poco más en los chavales, pues desde apenas podía verles bien. El que aparentaba ser algo más mayor llevaba una gorra de Mclaren que le hacía sombra en la cara y apenas dejaba ver sus rasgos. No perdía vista de la película, aunque la escena caliente había terminado hace rato. El otro chico debía tener un año menos o algo así, pues ...
    ... era menos corpulento y tenía cara de crio. Llevaba un aro en el grueso labio inferior, el cual daban ganas de morder, y parecía tener el pelo rubio o castaño claro. Según estaba observándoles, se hicieron un gesto de complicidad y cambiaron de mano, pajeándose el uno al otro. Ahora si que me daba un poco de corte interrumpirles, pues bien podían ser novios y el cine el único lugar donde poder tener un poco de intimidad, pero estaba casi convencido de que no eran más que un par de amigos que habían encontrado un nuevo modo de aliviar tensiones hasta que una tía les desvirgara. Me repetí a mi mismo que mi obligación era interrumpirles y así lo hice. Encendí la luz de la linterna al tiempo que me dirigía hacia ellos gritando "¿Se puede saber que hacéis?". Como esperaba, los chavales se cagaron vivos, y trataron de subirse el pantalón y hacer como que no pasaba nada. Aproveché para alumbrarles y ver lo buenos que estaban, mientras le echaba la típica bronca de acomodador, me lo vais a poner todo perdido, si no os interesa la película os largáis y todo ese rollo. Los estaban rojos como un tomate, sobre todo cuando el de la gorra me reconoció. Era Mario, el hermano de un colega mío de toda la vida, al que conocía desde que era un mico. La verdad estaba hecho todo un hombrecito, y nunca hubiera esperado encontrármele en aquellas circunstancias. Pero no hay mal que por bien no venga, así que aproveché la situación. Le dije que su hermano Abraham se iba a partir el culo cuando se lo ...
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