1. Los dos chavales de la sesión golfa (1)


    Fecha: 17/11/2020, Categorías: Masturbación Autor: hector.richvoldsen, Fuente: SexoSinTabues

    ... contara, que seguro que no se imaginaba que su hermanito pequeño hacía esas mariconadas en la última fila del cine. Los dos se acojonaron aún más, supongo que si sus amigos se enteraban de lo suyo lo menos que iban a hacerles iba a ser darles de lado. Yo no soy tan capullo, por supuesto, más que nada porque sé lo que es que tus amigos te den de lado por no ser como ellos, pero si en el amor y en la guerra todo vale, doy por hecho que en el sexo también. Los tenía justo donde quería, y estaba en condiciones de pactar algo que nos dejara satisfechos a todos. Ellos iban a salir ganando, y yo también, así que no tendrían porque negarse, aunque dado el caso no hubiera cumplido mis amenazas, ya digo que no era mi intención amargarles la vida por una cosa tan tonta. Así pues, le expuse el trato: yo les terminaba la paja, y a cambio ellos me hacían una a mí. Tampoco era nada que no hubieran hecho ya, y además, no solo pensaba pajearles, sino trataría de chupársela, aunque no les avisara de antemano. Cuchichearon un poco entre ellos y acabaron diciendo que sí, siempre y cuando nunca le contara a nadie lo sucedido. A la película apenas le quedaba media hora, así que no podía entretenerme demasiado. Me puse de rodillas en el suelo de espaldas a la pantalla, y llevé mis manos a sus respectivos paquetes, ahora flácidos después de la pillada. No tardé en ponérselas duras a través de la tela, y los dos parecían calzar un par de buenas pollas para su edad. Me moría de ganas por verlas de ...
    ... cerca, así que les desnudé de cintura para debajo de un tirón de la goma del chándal. Estaba en lo cierto, los dos chavales no andaban nada mal dotados, teniendo en cuenta que yo a su edad apenas tenía cuatro pelos y me costaba encontrármela cuando iba a mear. Mario sobre todo, que tenía una polla más grande incluso que la mía, calculo que de unos quince o dieciséis centímetros como poco. Su colega tampoco andaba mal, aunque sería algo más pequeña, unos trece centímetros o así. No tenía vello salvo en la base de la polla, mientras que Mario era bastante más peludo. Casi no sabía por donde empezar, así que opté por lo fácil, la más pequeña primero y luego la más grande. Sin darle tiempo a reaccionar, me lancé sobre la polla del chico del piercing, que soltó un gritito cuando sintió el calor de mi boca rodeando su capullo. Debía ser su primera mamada, pues no paraba de retorcerse y de mirar a Mario como diciéndole lo bueno que era aquello. Le eché un vistazo de reojo al tiempo que agarraba su polla con mi mano izquierda, y noté que su mirada no era precisamente dulce, sino que parecía reflejar algo de desprecio hacía mi. Llegué a pensar que sería al revés, que sería Mario quien le contaría a Abraham a lo que me dedicaba con los clientes más jóvenes del cine, pero una mano apoyándose en mi cabeza me distrajo de aquellos temores. El rubio me agarró del pelo para asegurar que no me la sacaba de la boca mientras él se corría. No tenía ninguna intención de hacerlo, pero me excitó el ...