1. Dr. Hazlewood, mi supervisor


    Fecha: 18/11/2020, Categorías: Gays Autor: GradStudent, Fuente: CuentoRelatos

    ... decirle que estaba en embarazo. Es mi supervisor, no sabía cómo le vendría la noticia, ni cómo afectaría eso nuestro proceso. Sin embargo, tampoco quería decírselo porque de alguna manera sentía que cerraría una puerta entre él y yo….
    
    El día de la presentación lo hice terriblemente, lo bueno fue que él admiró mis zapatos tan pronto los vio, en broma le dije que no le servirían a él. En la presentación no me alcanzó el tiempo, el aire me faltaba. Pero al final un ruidoso aplauso de la audiencia me alivió. Cuando todos se fueron y lo vi en el hall, me felicitó con una distancia extraña, como incómodo. Yo me sentí incómoda también, como si algo hubiera pasado entre los dos. Como si nos hubiéramos descubierto en una atracción mutua y llena de miedo y tabú. En medio de la extrañeza de la interacción, me felicitó de nuevo tocando mi brazo, rompiendo esa distancia que siempre habíamos tenido pero que en ese momento se hizo evidente. Yo me sonrojé y no recuerdo que dije; él se vio torpe y al descubierto. Dijimos que hablaríamos después y nos despedimos. El evento continuó pero yo regresé a mi oficina, con la mente llena de ideas e imágenes que no me permitieron retomar mi trabajo.
    
    Al día siguiente, en el mismo evento lo saludé y me miró sorprendido. Me dijo que había desaparecido el día anterior y que quería hablar conmigo. Le dije que yo siempre desaparecía, que no era buena para los momentos de socialización. Me preguntó que cómo le llamaba a eso, le dije que ineptitud y ...
    ... nos sonreímos. Me pidió que habláramos más tarde.
    
    Durante la conferencia central me senté a su lado. Intercambiamos algunos comentarios tontos, pero todo el tiempo sentía mucha tensión, como una especie de imán que me estuviera atrayendo hacia su piel y ambos estábamos luchando contra ella.
    
    Un par de días después, durante nuestra usual reunión de revisión de avances, le dije que estaba embarazada de mi novio de hace dos años y medio; soltó un chillido y un gesto falso de admiración, con sus ojos muy abiertos, sus cejas muy levantadas y una sonrisa que más parecía una mueca. Volvió a tocar mi brazo, torpemente. Agradecí y me fui. Allí se cerró esa puerta que parecía que habíamos descubierto recientemente, pero en mi mente se abrió de par en par. Todo el tiempo soñaba con rozar su mano, sentirlo sobre mi piel. Se me volvió una imagen constante en mi cabeza, al punto de impedirme avanzar con mi tesis. Intento encontrármelo casualmente por los pasillos, quiero sonreírle, coquetearle, quiero decirle que mi puerta está abierta para él. Me siento sexy, deseosa.
    
    Semanas más tarde tenemos otro encuentro en su oficina: lo saludo con un"¡hi!" como de costumbre y tomo el asiento del lado izquierdo. "Hi", responde él mientras finaliza algo en su computadora. Miro todo a mí alrededor, la foto de sus hijas ya no está en la pizarra frente a él. Intenta escribir algo pero parece distraído, me mira de reojo y sus ojos se encuentran con los míos, y bruscamente mira a su teclado. "Espero ...
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