1. Dr. Hazlewood, mi supervisor


    Fecha: 18/11/2020, Categorías: Gays Autor: GradStudent, Fuente: CuentoRelatos

    ... para asegurarme que no va a pedir un cambio de tutor. “Sí, sí”, responde, y se sienta en su silla exhausto, mientras se lleva su mano a la frente en un gesto de vergüenza. No me mira más abro la puerta y salgo. La cierro tras de mí pero me quedo afuera. Comienzo a sentir una respiración fuerte y un sonido familiar, uno segundos después lo escucho exhalar aliviado. Me retiro.
    
    Los días pasan. Solo quiero encontrármelo afuera del Departamento para saludarlo y ver qué me dice. Espero como una tonta haciéndome la que estoy al teléfono. No llega. Subo a mi oficina y una compañera me dice que Dr. Hazlewood me estuvo buscando, que le pidió que me dijera eso. Bajo corriendo a su oficina y desde el hall veo que está con alguien concentrado en la computadora. Desde afuera de la ventana que da al hall muevo los brazos y hago gestos pero parece que ninguno de los dos me ve. Regreso a mi oficina y le escribo un mail. “Hola, mi compañera me dijo que me estabas buscando. ¿Quieres que baje a tu oficina?”. Minutos después llega su respuesta. “No. era algo sobre tu registro que ya ha quedado resuelto. Disfruta el sol”.
    
    Su negativa me deja devastada. Tal vez sí hizo cambios de supervisor. Tal vez es la forma de mantener la distancia. O tal vez quiere hacerse el difícil.
    
    No envío mi capitulo en la fecha acordada. Sé que saldrá de vacaciones y no tendrá tiempo para leerlo. Me da más tiempo a mí para finalizarlo entonces. Cuando me entero que está de regreso, una semana después, envío ...
    ... mi texto y espero por su mensaje de respuesta. Llega a las dos horas: “Estás disponible el jueves 14?” Miro mi agenda y le respondo que sí, pero que únicamente en la mañana. “8:30 a.m. está bien?” Responde. “Perfecto”, digo. 8:30? No hay casi nadie en el departamento a esa hora. Faltan dos semanas para el jueves 14 y cuento los días con desesperación. Por más que lo intento, no lo consigo ver en ningún corredor o reunión, pero tampoco lo contacto. Comienzo a pensar que es mejor así, que se enfríen las cosas, además, es probable que mi vientre esté muy grande ya para cuándo nos volvamos a ver… mejor no.
    
    El miércoles 13, sin embargo, comienzo a fantasear de nuevo con él. No puedo dejar de pensar en morder su boca, por lo menos. En casa, con muchas más imágenes en la cabeza saco mi consolador y mi vibrador y comienzo a tocarme. De rodillas empiezo a introducirme el consolador mientras con el vibrador acaricio mi clítoris, imagino que es su verga penetrándome, la excitación es demasiada y no me tardo un minuto en venirme. Retiro el consolador temblando y un chorro blanco sale de mí. Cómo quisiera ver ese chorro escurriéndose por su verga.
    
    Es jueves. Ya es el momento de vestirme para nuestra cita: decido ponerme mi única falda larga hasta las rodillas y nada de ropa interior. No creo que pase nada, la verdad, pero siento que estoy lista.
    
    Llego a su oficina y me saluda como si nada, “¡Hi!”, “Hi!” Respondo y me siento. Sobre su escritorio está mi trabajo y veo innumerables ...
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