1. Dr. Hazlewood, mi supervisor


    Fecha: 18/11/2020, Categorías: Gays Autor: GradStudent, Fuente: CuentoRelatos

    ... que no esté muy fría la oficina para ti", me dice. "No, esta perfecta, se siente muy a gusto", respondo. Toma un respiro profundo, deja lo que está haciendo. Se levanta de su silla mirando hacia la ventana, dándome la espalda. Yo comienzo a temblar, siento que algo va a suceder.
    
    Se voltea hacia mí, da dos pasos y se para a mi lado. Llevo puesta una blusa sin mangas y el escote deja ver mis pechos abultados. Alzo mi mirada y veo que la suya está fija en ellos, mira luego hacia la ventana que da al corredor, como asegurándose que no haya nadie. Pone torpemente su mano izquierda sobre mi hombro desnudo, es rasposa. Más que tocarme, la siento pesada, me mira el pecho y luego a los ojos. Yo lo miro expectante.
    
    Su mano se suaviza y se desliza hacia mi barbilla mientras dice “No me aguanto las ganas de besarte”. “Y después?” Le pregunto haciéndome la inocente. “¿No te aguantarás las ganas de agarrar mis senos, de chupártelos, de meter tus dedos en mi vagina mojada y caliente, de meter tu verga dura hasta lo más profundo de mis entrañas?”. No sé de dónde me salieron esas palabras, o sí. Tal vez era mi lascivia acumulada por semanas.
    
    A la altura de mis ojos está su bulto, que empieza a empujar su pantalón. Con su pulgar toca mis labios y me entreabre la boca. Dejo que mi lengua roce su dedo. Retira su mano abruptamente, se dirige a su ventana y me da la espalda mientras me dice que debe pedirle a la encargada de doctorados que me asigne otro supervisor. Me niego, y le digo ...
    ... que no es necesario, que nada ha pasado y que nada tiene que pasar. Que es normal que nos sintamos atraídos, que son cosas del trabajo. Se voltea hacia mí y en dos zancadas está al frente mío nuevamente. Me levanta del brazo, creo que me va a sacar por la fuerza de su oficina. Me empuja contra la puerta, mira hacia el corredor otra vez.
    
    Aprisionándome contra la puerta pone su mano izquierda en mi nuca, mientras que con la derecha Cierra la persiana que da al corredor. No me muevo. Siento su respiración rápida y caliente. Tiemblo. Mis senos se ponen duros. Sin soltarme la nuca, los mira y me respire fuerte en la cara. Siento su erección en mis piernas, las muevo un poco hacia él para ejercer presión sobre su pene y hacerlo excitar más. Relaja su mano izquierda y comienza a respirar sobre mis labios, intentando acercar los suyos sin atreverse. Solo quiero cogerle sus nalgas y apretarlo contra mí, apretar su verga con mi otra mano. Quiero morderle la boca, pero tampoco me atrevo. Quiero sentarme en su verga, en su cara, quiero sus manos y su boca sobre todo mi cuerpo.
    
    Me suelta y se aleja un paso. Los dos estamos sudando, exaltados. “Por Dios”, me dice. “Te quiero coger muy duro”. “No era solo un beso lo que querías?”, lo reto. Siento mi vulva hinchada y los pantis mojados, siento como si me fuera a venir y en un reflejo involuntario me toco por encima del pantalón. “Vete, por favor”, me dice mirando al suelo. “No pasó nada, mañana te envío el capítulo terminado”, le digo ...
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