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Dr. Hazlewood, mi supervisor
Fecha: 18/11/2020, Categorías: Gays Autor: GradStudent, Fuente: CuentoRelatos
... círculos y comentarios. Parece que lo estuvo leyendo detenidamente. Esto es lo que me estaba temiendo. Se sienta a mi lado y me pide un resumen ejecutivo. Ya con temor de estudiante se lo presento y él comienza a hacer sus observaciones. Como siempre, lo grabo todo. 40 minutos después ya estamos finalizando, en todo ese tiempo yo no dejo de mirar sus labios y sus manos sobre la mesa, pero estoy enfocada en sus palabras. Le agradezco y comienzo a despedirme, me levanto de mi silla, le doy las gracias y giro hacia la puerta. “Espera”, me dice. Yo me quedo inmóvil mientras siento que su mano sube por mi entrepierna, despacio. Antes de llegar a mi vulva, mis vellos tocan su mano y se detiene, como sorprendido, y aprieta mi carne. Se levanta, siento su respiración agitada. “Oh god”, dice; con su mano izquierda alza la falda y comienza a acariciar mis nalgas desnudas. Se levanta. Escucho el sonido de su cinturón y luego el cierre del pantalón. Sus dedos encuentran mi clítoris hinchado, palpitante, y mi vulva chorreando. Me acaricia suavemente y luego los introduce. Con su dedo pulgar acaricia simultáneamente mi ano, creo que me voy a enloquecer. Me encorvo ofreciéndole una mirada más completa de mi nalga descubierta y su mano entre mis piernas. Se acerca y siento su verga caliente, erecta, durísima contra mis nalgas. Mientras me sigue acariciando y penetrando con sus dedos la vagina y el culo a la vez, frota su pene contra mi nalga. Siento que se pone cada vez más caliente. La ...
... quiero adentro de mí. Trato de tomarla con mi mano izquierda pero Dr. Hazlewood me lo impide, y comienza a masturbarse más intensamente contra mis nalgas sin sacar sus dedos de mí. Estoy mojadísima y cuando siento que me voy a empezar a venir escucho su respiración incrementándose y un golpe de semen caliente sobre mi nalga, y luego otro, y otro. Con mi mano derecha me froto el clítoris y me vengo en seguida, mientras él unta todo su semen sobre mis nalgas y lo pasa luego por mi culo y vulva. Vuelve a introducir los dedos en mí. Aunque me vine, estoy desesperada por sentirlo adentro. Me toma ambas nalgas con sus manos y me aprieta. “Espera”, dice, y me comienza a limpiar con un Kleenex. Cuando termina me volteo y lo miro a los ojos. Su mirada es triste, y la dirige hacia el piso. Me doy la vuelta y salgo. Voy al baño a limpiarme un poco y regreso a mi oficina dos pisos más arriba. Pasadas las dos de la tarde recibo un mensaje de él, “¿puedes bajar?”. “Ok”, respondo. Y me levanto como un resorte, aunque bajo las escaleras despacio, asustada. Pensando que ya es el fin, que me va a decir que no será más mi supervisor, que no es ético, que estoy embarazada y que ambos tenemos nuestras vidas con otras personas. Desde el hall de su oficina veo que está parado a la puerta, esperándome. Me acerco sin saber qué pasa. Me sonríe mientras sostiene la puerta y me invita a pasar. Cierra. La oficina huele fuertemente a sexo, nuestro sexo de la mañana. No sé qué está pasando. Se sienta ...