Desafío de galaxias (Capítulo 1)
Fecha: 18/10/2017,
Categorías:
Grandes Series,
Autor: calvito, Fuente: CuentoRelatos
... por ella. Jamás la hizo sombra, siempre estuvo dos pasos por detrás.
—Canciller, he informado a Konark, —interrumpió la conversación su secretario—. La reverenda madre pide que llevemos a Surgúl al monasterio: la podemos tocar, no hay peligro.
—Yo lo haré, padre, —con decisión se sentó en el borde, y agarrándose del brazo que le ofrecía el operario se dejó caer el par de metros que la separaban del suelo—. Aquí hay armas. Están apoyadas contra el catafalco.
—¿Armas?
—Si, hay… espadas, lanzas… y escudos con los mismos emblemas que el de Ramírez, —se acercó, y con emoción reverencial soltó las rígidas manos de la Princesa de la empuñadura de Surgúl. En su lugar, colocó una de las espadas del suelo—. No se… no quiero dejarla sin armas: no me parece bien.
Alzó a Surgúl para que la cogiera su padre y con su comunicador, saco imágenes de las armas y de la Princesa. Después, dos operarios la ayudaron a subir. Desde arriba, siguió grabando imágenes del interior de la tumba.
—¿No sabes nada de las armas? —su padre la miró y negó con la cabeza—. Me gustaría llevar la espada a Konark. Me está empezando a interesar está historia. Podría preparar un trabajo de fin de estudios para la universidad.
—Me preguntaba cuanto tardaría en aparecer la historiadora, —sonriente su padre la miró con ojos cariñosos.
—Es una oportunidad única, padre.
—Lo sé, hija, lo sé. Avisaré a la reverenda madre de que vas.
Unas horas después, Anahis llegó al santuario de Konark. En su ...
... poder llevaba la legendaria espada de la Princesa, que antes fue del conde Nirlon. Pero antes, en la intimidad de su aposento, no pudo resistirse a blandirla como los feroces guerreros de cuatrocientos años atrás.
Para no llamar la atención con su resplandor, la había envuelto con un paño de seda azul y la ató con un cordel. La sujetaba con la mano izquierda, mientras del hombro derecho colgaba una gran bolsa de tela con su equipaje.
—Hola, querida niña, —la afabilidad de la priora sorprendió y agradó a Anahis, que siempre había oído de ellas que eran un tanto “toscas” en el trato con los demás—. Tu padre me ha comentado tu intención de alojarte en el monasterio y…
— Siempre que a usted le parezca bien, reverenda madre, —la interrumpió sonriendo con sinceridad—. No se lo que le habrá dicho mi padre, pero hubiera preferido hacerlo yo personalmente. Ya sabe cómo son los cancilleres, mucho más si son padres, —termino bromeando.
—No te preocupes hijita que no hay ningún problema. Tu padre me ha dicho que estás terminando tus estudios superiores de historia.
—Ya los tengo finalizados, ahora tengo que presentar un trabajo personal para que me confieran el grado de maestro, —guardo silencio un par de segundo y su expresión cambió mientras miraba a la priora—. Cuando se ha abierto la cripta me he quedado fascinada. Y no solamente con ella, que está intacta, como si estuviera durmiendo, ha sido todo en general. Pero lo que más me ha llamado la atención ha sido el escudo ...