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El conserje
Fecha: 29/11/2020, Categorías: Gays Autor: Amanda747, Fuente: CuentoRelatos
... compañeras se hablara sobre don Ignacio y su mirada pervertida. Mientras yacía allí sentada, completamente sola frente a un tipo que casi podría triplicar mi edad y duplicar mi peso, me percaté de que el tipo no es que no encontrara la ganzúa sino que ahora se paseaba cínicamente por toda la habitación sin quitar la mirada de mis tetas, el tipo lo que quería era follarme y a mí me estaba gustando ser el sujeto de ese deseo. La carpa en su pantalón ya era fácilmente visible y seguía creciendo descomunalmente, se paseaba junto a mi y cada vez pasaba más cerca su cosota de mi rostro, la cual, estando yo sentada la veía prácticamente frente a mis ojos. Estaba yo como hipnotizada, por alguna razón no podía quitar la vista de ese animal, ¿cómo sería liberada?, ¿hasta dónde sería capaz de crecer?, ¿sería capaz de follarme allí mismo? Para entonces mi concha estaba hecha una charca de sangre y de mis jugos y posándose frente a mí se detuvo, se bajó el cierre, metió su mano por el hueco y finalmente liberó al animal exponiéndolo a escasos diez centímetros de mi cara mientras comenzaba a jalársela con gran morbo. Lo que salió de ese pantalón era un manjar, un fierro de 25 centímetros de largo (días después regresé para medirlo, jejeje) y tan grueso casi como mi puño cerrado, era de color bastante oscuro y su glande era perfecto, simulaba a la perfección un casco de bombero y de su tronco sobresalían venas gruesas que lo hacían lucir amenazador. Yo me quedé estupefacta, por ...
... mucho tiempo la verga más grande que vi fue la de mi hermano, pero esta cosa que tenía frente a mi era un monstruo, una serpiente marina, no podía quitarle la vista de encima y lo único que me distrajo fue cuando me dijo: - Sáquese las tetas señorita Amanda, déjeme verlas -dijo mientras escurría saliva de su boca. No sé porqué le obedecí y no me fue, el magnetismo animal de ese hombre maduro, sucio y vulgar imponía en mi obediencia y docilidad. Me saqué las tetas por sobre la playera de tirantes que llevaba puesta y se las expuse cuando él aceleró el ritmo de su jalada a un ritmo casi epiléptico, como si le estuviera dando un ataque, parecía que quería arrancarse la verga.- ¿Los quieres en la cara putita, o en la boca? -me preguntó. La palabra "putita" que salió de sus labios me hizo reaccionar y sin pensarlo dos veces le respondí: - En la cara don Ignacio, échemelos en la cara -le contesté sorprendida de mi respuesta, como si esa pregunta hubiera sido expuesta a una persona que vivía en mi, pero que no era yo. No pude más y me llevé la mano al coño sin siquiera desabotonarme el short, el contacto de mis dedos con la humedad de mi sangre y mis jugos combinados me ocasionó un fuerte orgasmo casi al momento. Justo cuando terminaba de venirme de la verga de don Ignacio salió un fuerte disparo de leche que me batió la frente y nariz, el segundo disparo, más potente que el anterior, se dirigió a mi cuello y mejillas, el tercero lo dirigió a mis senos y los siguientes los ...