-
Muchacho tímido y sincero
Fecha: 05/12/2020, Categorías: Gays Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos
Un lector asiduo de una página como esta me ha remitido un relato donde describe parte de su vida. Considero que reúne los requisitos suficientes, y sobran, para que sea publicado. Por motivos personales no desea ser él quien lo presente y me lo ha encomendado. Reconozco su meritorio esfuerzo y desde aquí le agradezco que nos haya permitido observar, a través de esta ventana, los anhelos de una vida aún por satisfacer plenamente. Ahora vamos a lo que interesa: ---------------- EL RELATO: Siempre fui un poco ñoño... Bueno, eso dicen. Siempre fui considerado el inteligente de mi grupo en el colegio, aunque no por eso fuera el de mejores notas. Soy poco disciplinado. Aun así, ser diferente a los demás siempre jugó a mi favor. Nací en un barrio de clase popular del centro de mi ciudad, una isla en medio del desarrollo de los rascacielos. Una isla de pobreza y crimen donde la esperanza apenas asoma el rostro, dejando paso al conformismo que condena a la gente a ser pobre e ignorante. Ser diferente me ayudó a conocer mundo. Hablo bonito, conseguí una novia rica una vez (me encantaba follarla) y la conquisté con mi manera de hablar sabiéndome expresar. Soy culto, mucho, en contraste con la gente que comparte mis orígenes sociales. Soy todo un príncipe, un caballero, un señor, o como por mi profesión suelen llamarme algunos, un doctor (o "dottor", que ni saben pronunciar bien la palabra). Me describo un poco: Soy moreno, de 165 centímetros de altura, no ...
... es mucha, pelo chino y de ojos de un verde extraño, con miel..., es lo que más me gusta de mí. Cuando me miro al espejo observo mis los ojos y…, si es verdad que son la puerta del alma, pues déjenme decirles que tengo un alma muy linda. Odio afeitarme y me gusta la sombra de mi barba en el mentón, en las mejillas, en la mandíbula, y hasta se extiende un poco hasta el cuello. Hago poco ejercicio, pero estoy delgado. Tengo el metabolismo rápido, como de todo, lo que sea y cuanto sea y no engordo. A lo sumo se me marca el cuerpo, los músculos y me enorgullezco de mi definido abdomen. Tengo veinticuatro años y después de un año sabático, regresé a la universidad de mi región a terminar mi carrera de psicología. Vivo en la casa que mi abuela le dejó de herencia a mi mamá, una mujer compleja con la que tengo una mala relación. Mi papá murió hace seis años, pero tampoco me hace falta. Me formé solo y autosuficiente. Crecí en la soledad, pero con la ayuda de mi tía adorada y el cuidado de mi abuela. Soy reconocido en mi comunidad. Siempre he sido voluntario de campañas vecinales y estoy muy involucrado con los políticos locales. Aunque soy algo joven, ya me postulé a mi ayuntamiento local y me volví popular, a pesar de ello no gané. Tengo que contar lo anterior porque esta historia resulta justamente un contraste excitante: ¿Cómo es posible que el chico inteligente y prometedor termine en la misma habitación, con los pantalones abajo y la punta de la verga metida en el ...