1. Muchacho tímido y sincero


    Fecha: 05/12/2020, Categorías: Gays Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos

    ... siempre es caballeroso.
    
    Yo no beso, no la mamo así a la ligera, sí que masturbo, no me importa tener las vergas en la mano.
    
    La meto rico, sí, pero no me gusta coger vergas que no.…, vergas que no amo, o que no admiro.
    
    ¿Qué cuáles son las vergas que admiro?
    
    Las que son más grandes que la mía. Esas sí que quiero tragármelas, me las quiero meter hasta el fondo de la garganta y ojalá alguna me folle el culo alguna vez..., por ahora solo las he visto en porno..., ¡ah! Y en relatos de TR.
    
    Mi chico matoncito no goza de esa virtud. La tiene normalita. Delgada y algo flácida.
    
    Se la mamé una vez. Solo esa, la del cigarrillo. Pero menos de un minuto. Él, muy macho y todo, se moría por la mía y se la metía a la boca..., como mamador inexperto, me rozaba con los dientes y yo..., yo no lo disfrutaba.
    
    Tampoco le dije nada. El creía que lo hacía bien. Pero..., hombre, si él no me pide que le enseñe a chupar verga como dios manda, yo no lo voy a hacer.
    
    Me dejo hacer..., coge mi verga y se la frota en la cara, se la mete en la boca y empieza a hacerla entrar y salir. No se la mete hasta el fondo. Eso mejoraría todo. Pero no quiero forzarlo. ¡Que mi matón no es marica! Solo es un cocainómano de mierda al que se le abre el culo cada vez que esnifa, y le gusta sentir un roce en la entrada del ano. Y el mío, el de mi verga, la más grande que él ha visto, le vuelve loco.
    
    Después de esa vez primera vinieron más cigarrillos. La primera vez solo quiso que se la frotara en ...
    ... el culo, que lo cogiera de las caderas y lo embistiera sin metérsela. Eso quería.
    
    La segunda quería que le rozara el ano con el dedo.
    
    La tercera ya progresaba y me pedía que se lo metiera, iba evolucionando con lentitud y dudando, pero no había condones..., y otra vez se conformó con que le rozara el ano.
    
    La cuarta..., la cuarta resultó dramática. Estando con él ese día perdí el celular. Estoy casi seguro que fue él quien me lo sustrajo. No le guardo rencor. Eso resulta ser él, un pequeño ladrón, o un hampón como aquí se dice. Temido por los suyos, sí, pero un mísero ladronzuelo.
    
    Y dejé de seguirle el juego.
    
    Y esta noche sería diferente. Yo no estaba caliente, pero él me encontró en mitad del barrio mientras caminaba para casa. Me llamó, dijo que necesitaba un favor, cosa que es normal en el barrio, hasta los ladrones me respetan y yo tampoco soy cerrado.
    
    No apruebo lo que hacen, pero entiendo que la necesidad histórica y la pobreza de las familias ha generado esa cultura y ha convertido el hurto y el crimen en un negocio donde las familias hacen carrera.
    
    Ante todo son seres humanos. Me pidió que fuéramos a su casa para hablar tranquilos y bueno, fui con él.
    
    Esta vez ya tenía claro lo que quería. Esta vez sí tenía que ser. No lo confirmó desde el principio, pero decía que hacía tiempo que no contactaba conmigo y que me estaba buscando. Discretamente, claro.
    
    Y alguna vez, cuando nos veíamos en el minisúper del vecindario no era ni el momento ni el ...