1. Mi amigo Clever


    Fecha: 07/12/2020, Categorías: Incesto Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos

    Clever Iniesta es hijo de un Comandante de la Guardia Civil, muy amigo de mi padre, don Próspero Iniesta, originario de Ávila, pero residentes en Madrid desde hacía ya algunos años, después de un periplo por distintos lugares mientras don Próspero iba ascendiendo y cambiando de ciudad. Clever Iniesta nació en Zaragoza, justo la semana que tenía que trasladarse su padre a Toledo. Cuando su madre se repuso del parto, madre e hijo viajaron a Toledo a juntarse con su padre que ya había acudido a su nuevo destino. Como fervientes católicos, bautizaron a Clever en la Catedral de Toledo, porque tenían ciertas amistades con algún clérigo. El padrino de su bautismo fue un señor muy rico de Argentina, amigo de su padre, y eligió el nombre para su ahijado. Siete años más tarde el padre de Clever fue trasladado a Madrid, y recibió su primera comunión en la Catedral de san Isidro de Madrid, un templo al que su padre le tenía una cierta estima y al que acudía casi todos los domingos mientras el servicio no se lo impedía.
    
    Su madre, Constancia Ferraz, de muy buena familia, tradicional, adinerada y muy noble, era de constitución débil. Solo tuvo un hijo, Clever, al que educaron con todo los cuidados, mimos y cariños hasta la exageración, si es que en familia se puede decir que el cariño alguna vez es exagerado. Por mi experiencia personal, como tengo tanto déficit de cariño materno, todo lo que hagan las madres por sus hijos nunca me parece exagerado. Digo que Clever fue hijo único porque, ...
    ... tras su nacimiento, a su madre hubo que extirparle ovarios y no sé qué cosas más, porque estuvo al borde de la muerte. Ya no pudo tener más hijos, aunque el matrimonio los deseaba, por eso quizá se volcaron en Clever de un modo total y absoluto. Tanto don Próspero como la señora Constancia amaron a su hijo hasta que ambos murieron. Sé que los tres se amaron mucho. Yo conocí a don Próspero, pero no a doña Constancia.
    
    Doña Constancia Ferraz, la misma semana que su hijo recibió la primera comunión enfermó. Primero que si alguna comida le había sentado mal, luego que si el hígado. Después de todas las pruebas le detectaron un tumor en el cerebro que había que extirpar. La operación, difícil en principio por el lugar donde estaba, resultó un éxito. Se le dio el alta, pero ya le impidieron realizar cualquier trabajo por pequeño que fuera. Don Próspero, que amaba a su mujer como nadie ama a la suya, la rodeó de todos los cuidados y servicios hasta tal punto que casi pierde toda su fortuna en cuidados médicos, y había puesto en riesgo sus negocios que administraba mi padre. Fueron años difíciles, pero mi padre nunca dejó de enviarle el dinero que necesitaba. En las Navidades en que cumplía Clever diecisiete años, su madre, doña Constancia Ferraz, murió tras nueve años de penosa enfermedad y dejó el mayor de los vacíos en el corazón de don Próspero y en el corazón y el alma de Clever.
    
    Yo conocí a Clever en el mes de mayo siguiente a la muerte de su madre; Clever tenía 17 años y ...
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