Mi amigo Clever
Fecha: 07/12/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos
... unos meses y yo había cumplido 18 en enero. Clever, al igual que yo, estaba acabando el bachillerato. Nos habíamos conocido en un barco. Y nos hicimos amigos. Con Clever se me quedó una especial y particular amistad que perduró más allá del barco y hasta nuestros días.
Su padre y el mío se pusieron de acuerdo para enviar a su hijo a mi casa todo el verano. Los años anteriores habíamos hecho una invitación al respecto, pero muchas veces todo se queda en palabras y no se realizaba. En esta ocasión, fueron los padres los que hicieron posible que sus dos hijos de juntaran todo un verano.
En efecto, era la víspera de san Juan. Lo recuerdo por muchas razones, una porque al día siguiente era fiesta nacional entonces, otra porque esa noche tenía que ir a la playa con otro amigo mío llamado Conrado que también estuvo en el barco invitado por mi padre. Ya lo teníamos todo preparado para ir a las hogueras de la playa y regresar tarde a casa, pero nos iríamos a mi casa de la ciudad. De repente me avisa mi padre que a las cinco pasará por mi porque cerca de las seis de la tarde llegaría en AVE desde Madrid el amigo Clever.
—”¿Por qué no me avisaste antes?, pero vale, está bien, te espero”, le dije a mi padre.
Entonces se me ocurrió pensar que si para mí había concluido el curso y por tanto el Colegio, para Clever igualmente había concluido. Tenía en mí una confusión y una alegría. La confusión era que no sabía cómo acertar para decirle a Conrado que no íbamos a estar solos y ...
... decirle, además, de quién se trataba; la alegría me entró porque Clever había escuchado por fin mi invitación. Me senté al borde de la cama, pensando lo que tenía que hacer, me levanté, saqué el móvil de mi bolsillo, volví a sentarme, dejé el móvil, paseé por la habitación, me fui a la cocina, me ofrecieron de todo, cogí una manzana, la devoré sin darme cuenta, marqué el número de Conrado, no le di conexión y esperé con el teléfono junto al oído escuchando el silencio. Eché el móvil sobre la cama, me metí al baño, oriné y me la pelé. Eyaculé bastante y, tras limpiarme, me senté al borde de la cama, cogí el móvil y sonaba a comunicando o esos ruidos. Lo apagué y volví a marcar a Conrado:
—”Sí, dime”.
—”¿Conrado?”.
—”No seas gilipollas, ¡quién va a ser si no?”.
—”Mira, que quería decirte que a las seis llega en el AVE Clever, ¿te acuerdas de él?
—”Sí, claro; lo invitaste tú cuando se iba..., fíjate si ha tardado tiempo para aceptar tu invitación, pero..., ¡qué bueno! Entonces nos vamos los tres a las hogueras”.
—”¿No te parece mal?”.
—”¡Que va; todo lo contrario; ese chaval es de puta madre, joder, que majo y..., está bueno, ¿eh?”.
—”A qué hora vendrás?
—”Un poco antes de las seis estoy en la estación”.
—”Vale, no faltes”.
—”El AVE, ¿no?, porque viene de Madrid...”.
—”Oye, no me seas jodido, ¿de dónde va a venir si no?”.
—”No sé como los guardias civiles se recorren España entera...”.
—”Te espero, estará mi padre, nos llevará a cenar ...