Delicias en familia 1 y 2
Fecha: 11/12/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: Inter96, Fuente: SexoSinTabues
... Carlos, bajando de su cuarto. Él venía sin camisa, con los grandes pectorales de gimnasio luciéndolos. Desde que había entrado a los ejercicios, mi hermano era más guapo, más bronceado y fuerte, aunque su mentalidad seguía siendo la de un puberto. Se la pasaba por la casa con sus boxers y sin camisa, mostrando sus agraciados músculos a todos. Era como papá, fuertes y muy juntos los dos. —¿Qué cosa? — preguntó Katy, y nadie le respondió. Mi hermanita todavía era unas santa, y así se quedaría. No éramos los mejores hermanos para ella, porque yo estudiaba mucho y casi no jugaba con ella. Casandra siempre le regañaba por tonterías y sólo Carlos pasaba algo de tiempo con ella, pero para que le ayudara en sus entrenamientos. Mi hermana le marcaba el tiempo cuando corría, o le ponía el cronómetro en sus circuitos de entrenamiento. El único que se llevaba bien con Katy, y con todos nosotros, era nuestro mayor, Leo. Jugó con los tres desde siempre, y le echábamos de menos. Durante la cena, mamá y papá al fin se asomaron. Eran casi las ocho de la noche y no habían bajado de su cuarto desde entonces. Papá venía sin camisa, mostrando unos cuadritos perfectos de su abdomen, al igual que mi hermano. Mamá, con su piel olivácea y sus preciosas tetas detrás de una bata transparente, que mostraba sus pezones si podías mirar con atención, nos sirvió un poco de ensalada y té. —Por Dios, mamá, ponte brasiere — le comenté. Ella frunció las cejas. —Ehh. Estoy en mi casa. Si quiero ando desnuda. ...
... —Esa es la actitud, mamá —rió Cass e hizo como que se quitaba la blusa. Una mirada severa de papá, que odiaba las risas en la mesa, la hizo callar. —Mamá, en la escuela me dejaron a investigar sobre mi familia para hacer un árbol genealógico. —¿Ah, sí? Tengo unos álbumes de fotos que te pueden servir. Gerardo ¿sabes algo de tu familia? —Pues… —papá le estaba cortando el filetito de carne a Katy con un cuchillo —, creo que sólo Leo sabe. Él se llevó mucho con su abuelo, mi papá, y se quedó con un libro que él escribió sobre su biografía cuando estuvo en la Segunda Guerra Mundial. —Estudié eso en la escuela —añádió Katy —, puedo ayudarte con eso, hermana. —Ah, no querida —dijo papá, dándole de comer en la boca —. Deja que tu hermana sea responsable y haga su tarea. —Pero… Leo está lejos —les recordé. Mamá bebió un poco de té. —Entonces ve a verle. Estas de vacaciones ¿verdad? —¡Sí! Aunque no sé si me quiera con él. —Es conmigo con quien está molesto —masculló papá —. Ve. Te daré para el taxi. Está como a una hora de aquí. —Gracias. Entonces iré a verle. —Quédate con él unos días —sugirió mamá —, para ver si puedes hacerlo regresar ¿no, querido? —Mmm… sería bueno que volviéramos a estar juntos —. Por el tono en el que lo había dicho, no creí que lo dijera en serio. La pelea había sido fuerte. Llegaron a los golpes. — ¡Yo quiero ir! —chilló Katy, que era la que más echaba de menos a nuestro hermano. —Tienes escuela. Sólo tu hermana está de vacaciones. — ¡Buu! No es justo. — Cállate ...