1. Delicias en familia 1 y 2


    Fecha: 11/12/2020, Categorías: Incesto Autor: Inter96, Fuente: SexoSinTabues

    ... espejo y me vi un poco maltratada por mi marido, que cogía tanto conmigo que no dudaba en darme mordidas por todas partes del cuerpo. Comenzaba a extrañar el sexo delicado. Hacer el amor. Bajé a la sala sintiéndome más renovada y tranquila. Mi vida no iba a cambiar. Allí ya estaban mis hijos comiendo. Los ojos que Carlos le puso a mis tetas hicieron que me sintiera un poco cohibida, pero tampoco las tapé. Eran mis pechos y él había comido de ellos. Cass, en bragas y con una camisa de su papá a modo de bata, estaba preparando hotcakes. Mi hija menor, Katy, vestía todavía con sus shorcitos de pijama y su blusa descolorida. Era a la que más le costaba levantarse porque los sábados tenía clases de natación, luego de ir a la doctrina, en el centro evangélico. Éramos una familia de religión, aunque sólo a la vista. La verdad es que Dios hacía falta en nuestra casa. —Qué rico huele —le dije a Cass, dándole un beso. En todo momento los ojos de Carlos no dejaron de verme los senos. Me senté al lado de él sin tomar importancia. Estaba en esa etapa de los adolescentes donde sólo piensan en coger y en chupar tetas. Mi otra hija, Alondra, bajó con saltitos de su cuarto por las escaleras. Llevaba una bonita minifalda que mostraba un cuidado para de piernas blancas y torneadas, y una blusa floreada y bastante mona que su papá le había comprado. —¿A dónde tan guapa? —le pregunté, dándole un pico en los labios. —Pues voy a ver a Leo ¿recuerdas? —Ah, sí. —¡Quiero ir! —volvió a gritar Katy. ...
    ... La pequeña adoraba a su hermano mayor. —Yo también quiero verle —Casandra estaba igual de entusiasmada, aunque era vaga para ir de viaje como su hermana. —Desayuna y ahorita nos vamos — le dije y me estiré. —Mami, se te ven tus cositas —dijo Katy, tocándome las tetas con sus deditos. Di un brinco por el susto y miré a Carlos. —Deja de verme los pechos —le pedí, riendo —y ve a cambiarte. Tienes práctica con el equipo de beisbol, y tú, Cass, cuando vuelva vamos a limpiar tu mugre cuarto. —Ay… si, mamá —dijo de mala gana. Total que después de vestirme llevé a Alondra a la terminal de autobuses y le pedí que hiciera lo posible por traer a su hermano a la casa. Echaba de menos a mi querido Leo. Mi primer hijo. Después de ello recibí una llamada de mi esposo. —Se me averió el puto coche —estaba molesto —. Ven a buscarme, rápido. —Mmm… voy. No haría mal que me lo pidieras por favor. —Ven. Llegué donde él, y se apresuró a ponerse detrás del volante, aunque fuera mi coche. Estaba tan malhumorado que no repliqué nada y me coloqué al lado, con el cinturón apretándome el generoso busto. El brasier que llevaba era un poco más pequeño y me incomodaba. Gerardo empezó a contarme cosas absurdas sobre el coche y decía que iba a cambiarlo. Yo sólo asentía y asentía porque no me gustaba disminuir con él. —¿Vamos a buscar a Carlos a la práctica? —me preguntó. —Si quieres. Creo que ya salió. —Entonces vamos. Llegamos al estacionamiento del estadio. Estaba casi vacío. Gerardo se quitó el cinturón y ...
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