Chicas con recursos
Fecha: 15/12/2020,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Cuando Jorge insertó aquel anuncio en el periódico, lo hizo sin demasiada convicción. "Estudiante de último curso de Filología Inglesa da clases a todos los niveles". Era consciente de que profesores de inglés no faltaban, pero confiaba en que alumnos tampoco. Al final tuvo razón, y en un par de semanas había logrado cubrir cuatro tardes a la semana con alumnos de diferentes edades. Se dejaba los viernes libres para poder descansar, y ganaba un dinero que no le venía nada mal a su precaria economía de estudiante.
Considerándose satisfecho con eso, estuvo a punto de decirle que no a la mujer que lo llamó aquella tarde para que diera clases a sus hijas. Y esa negativa no llegó a brotar de sus labios porque la mujer se le adelantó, inconsciente, pronunciando una palabra que para Jorge tenía todo el poder de la magia: "gemelas".
-Mis hijas gemelas están repitiendo el último curso de Bachiller, y necesitan una ayuda con el inglés. Estamos dispuestos a doblar lo que pides con tal de que puedan pasar a la Universidad este año.
No era la oferta económica (aunque suponía pasar de 20 euros a la hora a 40), sino la idea de pasar dos horas a la semana con las criaturas más morbosas de la Creación, dos hermanas gemelas. De modo que Jorge aceptó sin pensarlo dos veces, y la tarde del siguiente viernes se plantó en la dirección que le habían dado, dispuesto a guiar a sus dos alumnas por los intrincados caminos de la gramática y la sintaxis inglesa, ya que a cambio obtenía una ...
... buena pasta y material para noches y noches de fantasías.
La casa no era un palacio, pero estaba en un buen barrio y denotaba la seguridad económica de un matrimonio de funcionarios. Le abrió la puerta la mujer que le había hablado por teléfono, arreglada como para salir, y visiblemente contenta de verle.
-Hola Jorge, pasa, encantada de conocerte. Mis hijas vendrán enseguida. Hemos preparado la mesa del comedor para que les des las clases allí- llamó a sus hijas mientras se atusaba el pelo frente al espejo del recibidor y se colocaba los pendientes-. ¡Amanda! ¡Verónica!
Jorge permanecía de pie a la espera de que llegaran sus pupilas, un poco tenso, como siempre que empezaba con alumnos nuevos. Y entonces aparecieron por el fondo del pasillo dos pequeñas réplicas de Sunrise Adams, dos gotas de agua con media melena castaña clara, los ojos almendrados, dos cuerpos juveniles y sugerentes, vestidos de forma deportiva (Amanda con un top rojo, Verónica con una camiseta azul), como corresponde a la comodidad del hogar, pero inequívocamente apetecibles, redondos, firmes, tentadores... O dejaba esas consideraciones o empezaría su primera clase con el término "erection", de modo que sacudió toda lubricidad de su cabeza y se presentó estrechando las manos de las gemelas. La madre se excusó y los dejó solos, y los tres fueron al salón para empezar las clases. Las gemelas iban delante, y a Jorge no se le escapó la sincronizada cadencia con la que contoneaban las caderas al caminar. ...