Tres días en Rabat
Fecha: 28/12/2020,
Categorías:
Confesiones
Autor: pedrocascabel, Fuente: RelatosEróticos
... destacan que se ha recuperado casi todo lo robado, excepto una cantidad de dinero sin especificar que se supone está en poder de la mujer en búsqueda. Difunden una foto de una mujer de unos treinta y cinco años —suponemos que es la tal Zora— y ofrecen una cantidad de dinero por informaciones que permitan detenerla. Ponen algunas fotografías de los cuerpos en la calle ante el hotel y brevemente una foto policial de Amina, con la cara claramente marcada por golpes.
A nosotros nadie nos dice nada ni nos ha preguntado en ningún momento, por lo que pensamos que nada nos relaciona con los ladrones y su estancia en el hotel. Mejor que mejor.
Hemos dormido casi toda la tarde, así que lentamente preparamos las maletas, momento en el que Chusa me pregunta:
—¿No es esa una de las bolsas de viaje que nos cogieron?
—Sí, vamos a ver qué hay dentro
Hay dinero, los paquetes de dólares que vimos contar a los ladrones. Abro uno de los paquetes, (están envueltos en suave film de cocina o algo similar) y cuento cien billetes de cien dólares, como hay cincuenta y cinco paquetes, eso significa que la maleta contiene como medio millón de euros. ¡Joder!, por eso me pesaba esta mañana.
—¿Qué hacemos ...
... con este dinero?
—Nos lo llevamos y si en el aeropuerto dicen algo, la maleta no es nuestra, una mujer la ha dejado junto a nosotros un mpmeto antes, pero mañana no van a pararse a buscar nada entre los turistas que nos marchamos por miedo al tiroteo, querrán echarle tierra al asunto, seguro
Encargamos cena, nos informan que ya tenemos vuelo y billetes para mañana con destino a Madrid y dejamos transcurrir la noche en una especie de duermevela, sin apenas hablar, admirando el cielo estrellado en las tumbonas de la terraza, acariciándonos y dándonos algún que otro beso, pero sin buscar sexo.
Por la mañana nos vamos como cien personas en dos autocares, despedidos como si fuéramos personajes de gran importancia, con dulces, flores, música. En el aeropuerto, lo mismo, entramos en un avión sudafricano con destino a Barajas sin que nos miren los equipajes y menos aún lo que llevamos como bolsas de mano. En Madrid sólo se preocupan de que los perros huelan los equipajes en busca de droga y, ante un importante número de periodistas y cámaras televisivas que preguntan sobre lo sucedido en Rabat, Chusa y yo nos escabullimos como podemos con las maletas a la búsqueda de un taxi. Lo hemos conseguido.