Pagando una deuda
Fecha: 24/10/2017,
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Autor: Tothem, Fuente: CuentoRelatos
... circunloquios ni otras mandangas: te quiero gozar, quiero aprovechar y meterte tranca, pero como si fueras una puta barata, usarte sin contemplaciones ni finuras ni sensualidades de mierda. A partir de ahí olvidare lo que sé; esto es lo que hay damisela.
—No esperaba otra cosa, eres grosero y vulgar, encima te regodeas en esa conducta. Sabes que no tengo opción, no me queda otra, no te implorare ni te venderé pena, acato tu ansia, y sobre todo, que sea cuanto antes, así me quitare la carga de encima.
—No te preocupes, aquí afuera tengo mi coche, donde te mereces ser gozada, no me voy a ir con finuras, ya te digo: como a una pelandrusca del tres al cuarto.
—Después de lo que has bebido vas a conducir-observando tenía ya dos vasos vacíos.
—No te preocupes, tengo mi propio chofer, está acostumbrado a contemplar ejemplares de todos los pelajes mientras conduce –risa sonora y despectiva.
Con el clásico gesto de levantar la mano al camarero, desprendiendo autoridad, acercóse el camarero y pidiéndole la cuenta, y dijóle un “ paga ella” chulesco, exhibiendo su autoridad. Viéndose ella en la incómoda posición de acatar al cabrón despótico abriendo el bolso y pagando las consumiciones. Salieron juntos, ella con la moral quebrantada, pero aguantando como podía el momento; sentía que las piernas le flaqueaban, estaba desubicada; y es que las cartas estaban echadas a su pesar. Al llegar al aparcamiento observo como el lacayo de Rubén se fumaba un pitillo, su rostro era ...
... de facciones duras, aire rufianesco, exhibía una coleta larga, tatuaje en su cuello, su mirada era glacial y voraz, por algo le llamaban “el servidor”. Su servicio a cargo del Rubén se remontaba a unos 15 años, cuando lo coloco bajo su batuta-expulsado de colegios, inculto, grotesco, modales gélidos- al incorporarle a su equipo de hombres de confianza; no necesitaba hombres inteligentes, sino servidores. Se le gratificaba con un sueldo modesto y se le dejaba montar algunas chicas, normalmente putas.
—Hola Rafa, qué, se te ha hecho larga la espera; mira la señora que traigo, anda, haznos pasar atrás –cumplidor abrió la puerta trasera y entraron, acto seguido arranco el coche Mercedes
—Qué te parece la tipa –mirándola a ella-, no es tan joven como la del otro día, da tu opinión Rafa –ella permanecía callada y resignada.
—Pos tie un meneo la jaca, dónde ja encontrado la tipa jefe.
—Es la tía que te dijé, la altanera, aunque ahora está muy calladita –risas- ahora tendré que comprobar el género que voy a usar, quizá te haga participe, ahora la pongo a mamar y después necesitare un descanso, el cual tu podrás satisfacerte, mientras ve hacía algún descampado, como si de una puta se tratara.
Ella tragaba saliva, por dentro encolerizada, pero no quería exteriorizar, no le daría esa satisfacción, mientras él le subía la falda, dejando al descubierto su tanga; se había calzado medias con ligas a lo rápido, con prisas, tampoco había que darle más vueltas. De un tirón la ...