Mis Primas
Fecha: 21/01/2021,
Categorías:
Intercambios
Autor: orestes santoyo, Fuente: CuentoRelatos
... transcurrió sin nada más sobresaliente, me pegue varios calentones con ellas mientras jugábamos a empujarnos y jalonearnos dentro del agua, comimos todos juntos en un localito tipo palapa cerca de la playa, ahí nos regalaron pases para una de las discotecas de moda del puerto, ellas pidieron permiso para asistir y se los dieron siempre y cuando yo les acompañara y aseguráramos que no beberíamos nada de licor.
Por su puesto que nunca cumplimos lo prometido, nada más llegar a la Disco, bebimos de un tirón caballitos de tequila que ofrecieron a la entrada, ambas lucían encantadoras, llevaban vestidos estraples que se ajustaban a la parte alta del busto cubriéndolos totalmente, también ajustaban a su cintura con resorte ancho y luego caían en forma recta hasta poco más arriba de la rodilla, sentí que era la envidia de muchos hombres pues muchas cabezas voltearon a mirarlas sobre todo cuando giraban haciendo que el vuelo de su vestido permitiera ver sus muslos.
Bailamos y bebimos durante las más de cuatro horas que pasamos dentro, varias veces, sentí que me encendía cuando la una o la otra se pegaban a mi cuerpo, se podría decir que mantuve una mediana erección en forma constante, cerca de las dos de la mañana, caminamos rumbo a la posada, al llegar, todo estaba silencio, pasamos del primer piso al segundo sin sorpresas y ellas retiraron sus zapatillas, cuando llegamos a la puerta de su cuarto, Martha se abrazó a mí y me beso en los labios -¡Buenas noches primito! Fuiste ...
... todo un caballero, yo hubiera querido que te portaras mal, Me dijo.
Diana, salió del cuarto y se acercó a nosotros, jalo mi cabeza y me beso asomando la punta de la lengua de sus labios, penetro mi boca y me dijo: -¡Todavía podemos portarnos mal! ¿Verdad que si primito?
Mi respuesta fue tomarla de la cintura, estrecharla a mi cuerpo al tiempo que yo devolvía el beso que se convirtió en una devorada completa de su lengua y de sus prominentes labios, mis manos se fueron a su trasero y la pegue a mí fuertemente. Al sentirse así tratada, suspiro y me volvió a ofrecer su boca, no sé por cuantos minutos nos besamos, empecé a sentir un par de manos adicional acariciando mi espalda, era Martha que se pegaba a mi trasero y nos empujaba hacia el interior de la habitación.
Ya dentro y después de colocar el seguro, Martha empezó a desnudarse, bajo el vestido llevaba un corpiño de plástico que afirmaba sus grandes senos y una pequeña tanga de color blanco, empezó a bajarla con dificultad por sus amplios muslos haciéndose un rollito que quedo entre sus pies, me jalo por los hombros y me ofreció su boca entreabierta, nos besamos con ansia y casi desesperación mi lengua y su lengua luchaban por la supremacía del territorio, a veces el interior de su boca, a veces la mía, me separe un poco de ella para empezar a quitar mi camisa, me ayudo aflojando el cinturón y los primeros botones del pantalón, volteé a mirar a Diana, estaba doblada desatando las cintas de sus zapatillas, estaba ...