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Diario de un Prisionero VI: no todo es color de rosa...
Fecha: 30/01/2021, Categorías: Gays Autor: Anderson, Fuente: CuentoRelatos
... entrenador lo pidió explícitamente, que no podía dejar que el mejor atleta no participara, así que te irías del 2 al 12 de octubre a Honduras y me tendría que quedar solito, pero eso sería útil para lo que nos recomendó Alicia, así que en el fondo no era tan malo. Para la cena, cuando estábamos por sentarnos a comer, apareció Quique, que tenía que hacerme una entrevista que imperaba la ley para casos como el mío, más que todo para que la policía pudiera asegurarse que todo estaba bien y que yo no terminaría con “instintos asesinos” ni nada por el estilo. El muy listo, como le abrí yo, pensó hacerme la entrevista en la puerta, pero le dije que sería mejor hacerla con un plato de sopa de por medio y aceptó, dijo que no informaría nada de la sopa, sus superiores nunca se enterarían de lo amena que fue la entrevista, con la nana, Sergio y tú buscando cómo volver broma las preguntas de Quique y mis respuestas, hasta que Quique dio por terminada la entrevista y un poco más serio dijo “ahora, lo personal” y simplemente me preguntó “¿te hace feliz? ¿lo haces feliz?” a lo que los dos contestamos afirmativamente y entonces nos abrazó fuerte, muy fuerte y se despidió no sin antes alabar a la nana por tan magnífica sopa y hacerme prometer que me cuidaría y que algún día vendrían él y Martín a probar tan maravillosa comida. Prometí ambas cosas con gusto y Quique se fue, después arreglamos entre todos, la cocina y nos fuimos a dormir, pero esta noche no abracé ningún osito de peluche, ...
... te abracé a ti y amanecimos con sendas sonrisas. Tu feliz enamorado, Pablo. A San José, 1° de octubre Andrés, Hoy ha sido un día “maravilloso”, gracias a ti, es que no sé ni por qué lo dije, pero la verdad es la verdad, hoy, por la mañana fuimos a tu entrenamiento y tus compañeros te recibieron con muchísima alegría, era tu “retorno” al mundillo del deporte y yo me alegré mucho, pero en pleno recibimiento el entrenador sonó el silbato y todos se alinearon, entonces el entrenador dijo “para que haya fiesta tienen que estar todos los homenajeados, ¡PAAAABLOOOO, VEEEEEEEEEN!!! –me gritó y mientras me acercaba pude oír como seguía hablando- pero no sólo él, ahora se reincorpora el detective Vega al equipo, Quique, por favor”. Ver salir a Quique los vestuarios y quedar atrapado en un abrazo de oso colectivo fue la misma cosa, después de un rato, Quique pudo saludarme y luego el entrenador también me saludó, un hombre muy simpático llamado Gustavo, el profe Tavo le decían todos. Nos sorprendió, porque así que todos nos hubimos terminado de saludar, volvió a sonar el silbato y dijo algo como que mientras hablábamos en la sala de reuniones del equipo (entiéndase una salita anexa a los vestuarios) había una sorpresa para todos. Fuimos allí y, ¡madre mía!, el entrenador había contratado (supongo que de su bolsillo) todo un banquete y había tres puestos de honor: tú, Quique y yo. Todo un detalle, allí pude conocer un poco a tus compañeros y me cayeron muy bien y te veías ...