Las dos Marías
Fecha: 06/03/2021,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: pompita, Fuente: CuentoRelatos
... debajo del puentecito y entre aquella vegetación, era algo fuera de serie!!!
-"¡Yo me voy y te dejo a vos con tus locuras, y seguí haciendo lo que quieras, que no pienso molestarte! ¡Me voy! ¡Chau! ¡Soltáme!"
-"Noooo, Maríííaaaa, noooo!!!" -Le suplicaba yo agarrado a su brazo como una sanguijuela, y le dije desesperado:
-"¡Haré lo que me pidas, María... haré lo que me pidas, ¡pero devolveme la ropa después… sí... si... si!!!!"
Eso, exactamente eso, era lo que quería oír de mí, la María. Su hermosísima cara dibujó una sonrisa por demás cochina oyéndome aquello decir, y sin prara de reírse, me respondió:
-"Bueno... por ésta vez, y sólo por ésta vez, si te portás bien y hacés lo que yo te digo, ¡vamos a entendernos y recuperarás tu ropa! ¿Estás de acuerdo... o no?!?!" -Me dijo.
-Síííííííí... sííííííí!!! -Le respondía yo, ¡sintiendo que me volvía la vida al cuerpo! Y comenzó a decirme:
-"Vamos a hacer ciertas cosas, pero vos, así como estás... estás muy "peligroso" y quiero tener seguridad; así que nene... tendré que asegurarme amarrando tus manitas detrás, y entonces sí, ¡podremos hacer mejor las cosas!" –Dijo.
-"¿Quééééé??? ¿atarmeeee???" -Protesté.
-"Atarte!" -Afirmó; y para sacarme de dudas, amenazó con irse de nuevo, y enseguidita me hizo entrar en razón, aceptándole la condición, y... ¡comenzó a quitarse el cordón de la minifalda, con el cual iría yo a ser maniatado!
Y ahí, ahí debajo de aquel puentecito, entre el follaje y el monte ahí ...
... rodeándonos, la María comenzó a amarrar mis dos manos detrás, dejándola yo hacer, hasta quedar completamente maniatado y además, completamente desnudo como ya estaba.
Se reía la María...
Riéndose, comenzó a manosearme cosquilleándome de manera desesperante, y sus dedos y sus labios recorrían mi desnudez haciéndome gemir y suspirar, poseído en desesperaciones eróticamente monstruosas.
La María, aquella escultural y hermosísima vecina con la que siempre nos saludábamos con las más hipócritas risitas fingiendo amistad, aunque el deseo nos carcomía a los dos, ahora... la suerte había jugado a su favor dándole aquella oportunidad que supo ella aprovechar para hacerme lo que comenzaba a hacerme.
Me montó subiéndose sobre mis hombros para montarme desnudo por el monte en una humillante monta haciéndome así llevarla por donde me indicaba ir, y poseído yo en calentura monstruosa sintiendo la hermosura de su cuerpo encima mío desnudo y su peso erotizarme de manera colosal, era yo un juguete de ella y sus pies jugaban atrapando mi verga y mis huevos haciéndome hasta corcovear como un potro en una doma, con sus risas festejando aquella cosa que me hacía a su antojo. Acrobáticamente la María se volcó quedando agarrada con sus piernas de mi cuello para colocar su cara frente a mi verga empinada atrapándola con sus manos comenzando a hacerme una desesperante mamada mientras debía yo así continuar andando, y los orgasmos me invadían haciéndome ir meta gemidos y suspiros y ...