1. Ya soy el puto del equipo (XVIII)


    Fecha: 17/03/2021, Categorías: Anal Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos

    ... abrazo se apretó más gracias a la fuerza de los brazos y mi boca quedó lamiendo y besando su cuello. Abelardo besaba mi hombro, cerca ya del cuello, y mordisqueó suavemente mi piel. Sentíamos deseos de ser cada uno el otro y los lametones y suaves mordiscos indicaban el deseo que sentíamos cada uno por el amor del otro. Ma acordé de unas palabras de mi taita cuando era pequeño: «Te comería a mordisquitos para saborearte del todo». Y se me escapó susurrando al cuello del Abelardo muy cerca de su oído:
    
    — Te comería a mordisquitos para saborearte del todo.
    
    Y escuché igualmente susurrando:
    
    — Quisiera poder meterme dentro de ti y ser uno solo contigo.
    
    Me puse a besar desde el cuello al pecho y sentía sus besos en el inicio de mi espalda desde el cuello. Llegué al pecho de Abelardo y lamí sus pezones uno y otro y de uno al otro. Succioné el derecho y no necesitaba que saliera nada, me transmitía el amor con un beso a mi espalda por cada succión a sus tetillas. ¡Cómo me enamora Abelardo! Es lo que sentía abrazado a él. No sentía necesidad de nadie y de nada, solo sabía, y constataba, que yo era suyo y él mío. Sonaba una sinfonía musical acompasada por cada beso y los sentidos se ponían atentos. Mis oídos escuchaban el latir del corazón de Abelardo, mis besos y sus susurros:
    
    — Te quiero, te quiero tanto, quiero mucho, hasta más que a mí mismo.
    
    Hacía mía sus suaves y cadenciosas palabras y en mi mente se organizaban las notas de una composición musical de amor. ...
    ... Abelardo abrió el primer botón de mi pantalón, yo acariciaba aún sus costados que sentía hermosos en el tacto suave de su piel. Abrió el segundo botón de mi jean y el miembro dormido y cobijado en el jean comenzó a despertar, seguía besando agachado al extremo su abdomen y llegando a su precioso ombligo, donde cobijé mi lengua para que llegara a lo profundo. Abelardo se estremeció y desabrochó el tercer botón, después de lo cual metió sus manos por detrás para acariciar mis nalgas. Suaves manos frías que estremecieron de nuevo mi cuerpo tan caliente como estaba.
    
    Ya no podía agacharme más y abrí el botón de la cintura de su jean con esfuerzo, descubriendo a mi vista su pubis afeitado de cuatro días. Pasé mis labios por él encerrando mi pubis por mi abdomen que estaban juntos ya y presionando las manos de Abelardo por la tela de mi jean. Sentía las puntas de los pelos casi recién crecidos, como púas de un cepillo. Sentí la fortaleza de mi hombre al que amaba y me puse de rodillas, liberando las manos de Abelardo que se pusieron sin dudar en torno a mi cabeza acariciando mi cara. Descorrí la cremallera y dejé caer el jean sobre las rodillas. Atrapé el bulto escondido dentro del jocks turquesa de Abelardo y lo lamía y mordisqueaba por encima de la suave polyamida mojándola con mi saliva hasta hacerla casi transparente. Allí estaba el objetivo de mi hombre.
    
    Lo agarré por la cintura, se dejó llevar en volandas hasta el borde de la cama y bajé sus ajustados jeans hasta los tobillos ...
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