-
Ya soy el puto del equipo (XVIII)
Fecha: 17/03/2021, Categorías: Anal Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos
... Abelardo: — Otro grupo que cuando se va se pone triste y quieren regresar, ¿no sería hermoso que nuestra casa, la tuya y la mía fuesen siempre acogedoras y los nuestros quisieran estar siempre con nosotros? — Tú siempre tan soñador, todo lo que se te ocurre te hace feliz. — Mira, una vez don Fermín me dijo que, aunque yo quisiera derrochar, jamás acabaría con mis bienes… ¿por qué no van a participar de ellos estos hermanitos míos…? — Eh, eh, eh…, para ahí, son mis hermanitos, —protestó sonriendo Abelardo. — Si tú eres lo que yo más quiero y todo lo mío es tuyo y lo tuyo mío, yo solo puedo darte dinero y cosas, tu tienes personas mucho más valiosas que el dinero, tus hermanos, deja que los sienta como hermanos míos… Me besó y se puso a llorar. Para calmar la situación le propuse: — Hemos de adoptar virtualmente a tus hermanos para darles estudios; así tu padre podrá pagar tranquilamente los estudios de Ifi. Porque no conviene que anulemos el deber de los padres, aunque podamos hacerlo todo. Así que a partir de ahora has de preguntar a tu mamá que te diga las cosas que necesitan tus hermanos, se lo llevas a ella para que lo reparta con ellos, tú les compras cosas caprichosas, camisetas, bañadores, algún jersey estrambótico en invierno y los sacamos de vez en cuando con nosotros a pasear y tú nos invitas a todos. — Pero entonces el cariño de mis hermanos será solo para mí y no para ti, —reflexionó Abelardo. — A mí me has de querer tú, eso me llena, ...
... no necesito reconocimientos, que también me satisface la felicidad de la familia de mi novio. — Eres un sol, eres mi sol, —y me besó profundamente. — La segunda cosa es que tenemos que hablar con papá, perdón, con tu papá… — Me ha gustado, Doro, me ha gustado, a él también le hubiera gustado… — Pues digo, que hemos de hablar con papá de lo nuestro, no dejemos que juegue su imaginación. — Acepto de total acuerdo, —me contestó. — Y la tercera es que a tus hermanos tienes que meterlos en los equipos o en algún equipo, que no se aíslen, que compartan y que se ganen a su papá para que vaya a verlos jugar. — Eso no presenta dificultad, —dijo Abelardo. — Por fin la cuarta: quiero que hagamos el amor y que me poseas y me ames. Esto quedó todo del claro y de inmediata realización. Nos fuimos a la habitación, dejamos la cena para después, pues ¿qué importaba la cena, si estábamos envueltos por el amor? Nos miramos a los ojos, sonreímos, nos pusimos serios. Estábamos uno al frente del otro, nos separaban cuatro pasos. Avancé un paso y avanzó un paso, estábamos a dos pasos. Nos miramos fijamente a los ojos. Sonreímos. Abelardo se quitó su camiseta, me quité mi camiseta. Avanzamos un paso más a la vez y nos abrazamos juntando nuestros pechos. Sentí la piel fría de Abelardo en mi pecho y noté por contraste un calor inmenso en mi cuerpo. ¡Qué paralizado me quedé! Paralizado quedó Abelardo y pensé que estaba sintiendo como yo. Había sintonía de sentimientos. El ...