Más allá de una fantasía con mi madre
Fecha: 30/10/2017,
Categorías:
Incesto
Autor: andrewotero, Fuente: CuentoRelatos
... subía ligeramente yme permitía ver sus piernas hasta un poco más allá de sus rodillas, hasta medio muslo, para solo imaginarme que más sorpresas se ocultaban más arriba. Y yo como bobo buscando algún pretexto para estar en una posición que me permitiera contemplar tan maravilloso espectáculo.
En más de una ocasión me pidió le masajeara los pies, cosa que yo a regañadientes lo hacía, no porque no quisiera tocarlos, sino porque no soportaba la sensación de tocarlos ydisimular todo el descontrol que dentro de mí se producía, que físicamente me delataría por provocar que mi miembro se ponga amás demil.
De todas manerasrecuerdo haberlamasajeado máximo hasta las pantorrillas y sentir esa sensación de sus piernas cubiertas por esas medias nylon color carne, sensación donde solo quien ha sentidolo delicioso que es esto,podrá entenderme y que yo nunca he podido olvidar. Ahora pienso si esa invitación a masajearlos era sin ánimo alguno de provocar en mí una serie de pensamientos insanos o eran a propósito para ver si yo daba el primer paso…. Si pudiera regresar en el tiempo de seguro buscaría masajearlos más seguido…
Sofía era muy recatada y nunca indicó más de lo recatadamente permitido, eso si, debo reconocer, sin embargo, lo que dejaba a la imaginación era perfecto. Cuando salía de la ducha siempre lo hacía envuelta en una toalla su cuerpo y otra en su cabello envuelto, cuantas veces tuve el deseo que por alguna extraña casualidad del destino esa toalla se soltara y me ...
... dejara contemplar su cuerpo que a pesar de no ser perfecto era con el pasar del tiempo obsesión de mis deseos carnales.
Al bañarse siempre cerraba la puerta con llave, lo cual me impedía ver más allá de lo que se debe. Ni cuando alguna vez que estaba bañándose, por alguna situación se resbaló y se cayó dentro de la ducha, y como estaba cerrada la puerta con llave y no había como abrirla, me tocó romperla de un golpe y rápidamente cubrirle con una toalla y ver que no esté lastimada, en ese momento para nada me importaba mirar más allá de lo permitido, solo me urgía ver que se encontrase bien.
Sus prendas interiores tampoco eran de lo más provocativas que se pueda imaginar, le encantaba sentirse bien con ellas, en sus formas más tradicionales, sin dibujos y mucho menos una tanga, tal vez porque no tenía a quien provocar o simplemente no le llamaban la atención. En cuanto a colores, predominaba el color negro, aunque por ahí se podía encontrar alguno de color rojo, crema y blanco. De todas maneras, ellos en muchas ocasiones fueron objeto de innumerables corridas de mi parte pensando en su dueña y que a la vez era dueña de mis fantasías.
Bastaba esperar con ansias el quedarme solo en casa para rebuscarlos en el cesto de la ropa sucia, estos eran mis preferidos para percibir su aroma y buscar algún rastro de flujo que pudiera percibir, también procedía a buscarlos entre sus cajones, con el tiempo ya los conocía al detalle a todas ellas, y hasta tenía mis preferidas. Pero si ...