1. La historia de Claudia (10)


    Fecha: 30/03/2021, Categorías: No Consentido Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... el que había una camilla y un armario con puerta de vidrio y varios estantes. Era tal la inquietud que ambas sentían que Claudia se atrevió a preguntar con voz temblorosa:
    
    -Señora, por favor... ¿Qué van a hacernos?...
    
    Blanca la miró fríamente y le dijo mordiendo las palabras:
    
    -Cerrá la boca, bajate la pollera y la bombacha y acostate en la camilla. Y vos –le dijo a Laura señalándole una silla de cuero negro, -sentate ahí. -y la rubiecita ocupó en silencio el lugar indicado.
    
    Pablo, que había salido del gabinete, regreso poco después con una caja forrada en terciopelo rojo que contenía aros dorados de distinto tamaño y grosor. La señora los observó detenidamente y eligió un modelo de dimensiones medias.
    
    -¿Ponemos uno en cada labio? –le preguntó Pablo.
    
    -La señora asintió y el joven inició su trabajo. Con una pinza apresó uno de los labios de la concha –No te muevas. –le dijo a Claudia, que temblaba con los ojos cerrados, y usando aguja y un catéter lo perforó con gesto veloz y firme. Claudia lanzó un grito y el joven retiro la aguja, introdujo el aro y repitió la operación en el otro labio. Finalmente humedeció la zona con una gasa embebida en desinfectante y dijo satisfecho mientras Claudia temblaba entre sollozos y Laura miraba con cara de susto:
    
    -Con ésta ya terminamos, señora. ¿Seguimos con la otra?
    
    Blanca le ordenó a la joven que abriera las piernas y luego de observar su concha durante algunos segundos dijo con una sonrisa que expresaba su profunda ...
    ... satisfacción:
    
    -¡Qué bien se la ve! ¿No es cierto, querido?... Sí, sigamos con esta otra. -y tomo de un brazo a Laura acercándola a la camilla que Claudia había desocupado. Una vez acostada y con la ropa por los tobillos sintió mucho miedo y murmuró una súplica mientras mantenía los muslos apretados.
    
    -Abrí las piernas. –le ordenó Blanca con tono duro. Laura la miró a punto de ponerse a llorar y la señora repitió la orden dándole una cachetada:
    
    -¡¡¡Abrilas!!!
    
    Claudia lloraba en silencio y Pablo miraba la escena sin asombro alguno, acostumbrado como estaba al trato que Amos y Amas daban allí en general a sus esclavas. Segundos después Laura era perforada entre gritos de dolor y finalmente lució en su concha, como Claudia, la marca de su dueña.
    
    Al despedirlas Pablo le indicó a Blanca que ambas debían permanecer tres o cuatro días sin sexo vaginal y pasarse una gasita con desinfectante dos o tres veces por día.
    
    En el trayecto de regreso, con las perras caminando detrás y quejándose cada tanto, la señora disfrutaba intensamente de lo hecho con ellas. "Son cada vez más mías" –se dijo. -"Llevan mi marca... son animales de mi propiedad." -y sus labios se abrían una y otra vez en una amplia y perversa sonrisa.
    
    Cuando llegaron a la casa las llevó al comedor, se sentó en el sofá, las hizo arrodillar ante ellas y les dijo con voz dura:
    
    -Ahora basta de llantitos ¿entendieron? Son mis perras y llevan mi marca. Deben sentirse orgullosas de ese honor que les concedo y ...
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