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¡Tan caliente y excitado!
Fecha: 31/03/2021, Categorías: Gays Autor: Pedrope, Fuente: SexoSinTabues
... hombros con el desparpajo y despreocupación típica de los adolescentes, pero acto seguido se bajó aquellos extraños vaqueros hasta las rodillas, y luego con total naturalidad, hizo lo mismo con sus bóxers. Su pene quedó al aire. Para mi sorpresa él estaba también medio empalmado. -¡Es ahí! -dijo, señalándose el prepucio- Me duele un poco, sí. -afirmó- Sobre todo cuando me hago una. Ya sabes, lo que hacemos todos los hombres cuando estamos necesitados -confesó mi hijo. Yo me limité a observar su pene mientras él hablaba y no vi nada especial. A primera vista, un pene semirrecto, no muy grueso, recubierto de abundante vello púbico, sobre la base de dos más que respetables cojones. Tan grandes y gordos como los míos, pensé vagamente. -Papá, ¿y a ti no te pasa? -Mira hijo, yo también tengo un poquito de fimosis -dije frente al espejo mientras me peinaba- pero no me supone ningún problema para. -¿Follar? -inquirió Alberto. -Tener relaciones sexuales -maticé- Si crees que debe verte un médico, yo mismo te acompañaré. Mañana pido cita, si quieres. Luego me eché a reír sin motivo. -¿De qué te ríes papá? -me inquirió ofendido- ¡Esto no tiene la menor gracia! -Sólo me río porque pensé que te pasaba algo peor. -¿Peor que esto? -¡No te preocupes, hijo mío! -exclamé- Cuando te vea un doctor, lo más probable es que te diga que tienes un pene tan sano como el mío. Alberto no debió quedarse muy tranquilo. Acto seguido me pidió algo que me pilló completamente desprevenido. -!Venga papá! ¿Me ...
... dejas ver la tuya? -me rogó- Si dices que tienes algo de piel ahí y que no te duele, quiero compararlo con lo que tengo yo. ¡A lo mejor más tarde puede que a mi ya no me haga daño! Curiosa asociación de ideas, aunque repleta de falsa lógica. Pero si el niño se quedaba más tranquilo viendo el pene de su padre. ¿Qué iba a hacer yo? ¿Decirle que no? De modo que dejé caer la toalla que me cubría y mi pene quedó al descubierto. -¡Joder papá! -exclamó él- ¡Qué grande es! Miré hacia abajo, y me di cuenta que era normal que mi hijo se asombrara. Aún estaba semi erecta. Los efectos del veneno de aquella avispa en la cancha de pádel no se habían disipado, habiendo sido sorprendido por mi hijito, inoportunamente, en cierto momento crítico. Fue entonces cuando tomé conciencia de mi desnudez. Me quedé paralizado y me ruboricé porqué mi hijo me estaba mirando directamente mi sexo, al borde de la erección, mostrando su rostro curioso de expresión vergonzosa. Entonces él hizo un gesto como de querer tocarla pero a medio camino se detuvo. Mi miró durante unos instantes, y yo le hice un gesto afirmativo. Y se arrodilló frente a mí, con mi polla a la altura de su boca. -¡A ver como se te descapulla! -fue único que dijo cuándo me agarró la polla. Se limitó a bajarme lo poco de piel que aún cubría mi prepucio y yo reaccioné al estímulo. Al punto mi polla alcanzó su máxima erección. Perdido, sentí que me estaba excitando por momentos, con más violencia, si cabe que cuando me hallaba condenado en la ...