1. Una esclava inesperada - Reencuentro fugaz III


    Fecha: 08/04/2021, Categorías: Hetero Autor: Cold_P, Fuente: CuentoRelatos

    ... - dije sonriendo y excitado. La verdad es que me estaba muriendo por ir al baño así que le concedí aquello. – Pero tienes suerte porque muero por ir al baño. Aunque tengo la vejiga bastante llena, así que será una meada algo larga.
    
    No había terminado de hablar cuando ella ya tenía mi verga nuevamente en su boca. Mamaba como una posesa y sin más me dejé llevar por el momento y comencé a orinar en su boca. “No lo voy a hacer gradualmente porque tengo muchas ganas. Si derramas algo, te va a costar una buena zurra… pero me excita demasiado cuando te bebes mis meados… eres una enferma”.
    
    Terminé de orinar justo cuando veníamos entrando al estacionamiento de un hotel que está en frente de un circo y sobre la calzada. Me abroché el pantalón mientras ella se relamía y me agradecía. Al entrar al estacionamiento fue una sorpresa que alguien se nos acercara.
    
    —¿Vienen al hotel? – nos preguntó un señor y al ver que asentíamos dijo. – Uy joven, ya no hay lugar.
    
    —Ni hablar – dije sin dirigirme a nadie. Metí reversa y probé suerte en otro hotel.
    
    Por esas cosas del destino, de los 4 o 5 hoteles que conocía, ninguno tenía habitaciones disponibles y las que estaban disponibles eran demasiado caras, así que nuestro día de carnalidades se vio frustrado. Por un lado, aquella situación no me molestó en absoluto. Como dije, yo quería pasar tiempo con ella... no quería sexo... quería simplemente pasar el tiempo con ella. Sin embargo, a ella le hacía feliz el sexo y como lo único que yo ...
    ... quería era hacerla feliz, pues…
    
    Debido a que por aquellas épocas estaba escaso de dinero, decidimos ir al cine (que en esos tiempos era más barato que hoy en día…) con la promesa de que al menos ahí podría hacerme un oral y yo podría dedearla… ya saben… el morbo de hacer perversidades en un lugar público.
    
    Nos dirigimos a un cine que se encuentra en la colonia Roma, en una plaza bastante pequeña y que se encuentra sobre la avenida Insurgentes, casi frente al parque México. No sé por qué decidí ir a esa plaza en específico. El punto es que cuando estábamos comprando los boletos, me pareció oír una voz familiar. Y ahí estaba ella. Elena compraba algo en la dulcería del cine.
    
    —Por favor se discreta y sígueme – susurré a Ga mientras automáticamente me escabullía de la periferia de la visión de Elena.
    
    —¿Qué pasa? – preguntó Ga extrañada
    
    —¿Ves a esa chica de ahí? – le pregunté señalándola con la cabeza
    
    —¿La de mezclilla y camisa de puntitos negros?
    
    —Si… bueno, ella es… Elena…
    
    —¿Elena la de…?
    
    Creo que aquel fue mi primer error. Los celos surgieron como una bomba en el semblante de Ga, pero no dijo nada, aunque su molestia era palpable. Pero yo también experimenté aquel funesto sentimiento: Elena no estaba sola.
    
    Su hermana estaba a su lado izquierdo y al derecho había un tipo que no reconocí y que después descubriría su nombre… mucho después… Se sentaron en una mesa y esperaron. Lejos de su mirada, Ga y yo observábamos en un silencio incómodo, pero jamás ...
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